La actriz española reveló que, cuando les lee cuentos de hadas a sus hijos cambia los finales, pues cree que el machismo que está presente en esas historias tiene un efecto en la forma en que los niños ven el mundo.
La actriz española de 45 años Penélope Cruz no es famosa por develar detalles de su vida privada. Tras haber contenido matrimonio con el actor Javier Bardem en el año 2010, poco ha revelado sobre su vida familiar y se ha limitado a dar declaraciones sobre su carrera actoral.
Sin embargo, ha hecho una excepción durante la entrevista que mantuvo con la también actriz y ganadora del Oscar Gwyneth Paltrow, con quien mantiene una cercana amistad desde hace años, para hablar sobre la maternidad y el ser mujer y envejecer.
Durante un evento organizado por “Goop”, la plataforma de bienestar y estilo de vida fundada por Paltrow, en Londres, Penélope Cruz aseguró que, cuando les lee historias a sus hijos en la noche, cambia los finales. ¿Por qué? Porque cree que clásicos de Disney como "La Cenicienta" o "La Bella Durmiente" son, en el fondo, machistas.
“Siempre estoy cambiando los finales. Que le jodan a Cenicienta, a la Bella Durmiente y a todas las demás. Hay mucho machismo en esas historias y eso puede tener un efecto en la forma en que los niños ven el mundo. Si no tienes cuidado, empiezan a pensar: ‘ah, entonces los hombres deciden todo’”, explicó la protagonista de “Todo sobre mi madre”.
La musa de Pedro Almodóvar contó riendo que, en su versión de la Cenicienta, cuando el príncipe le pregunta si quiere casarse ella responde: “No, gracias, porque no quiero ser una princesa; quiero ser astronauta o chef”.
LA PRESIÓN DE LA MATERNIDAD
Penélope Cruz también habló sobre cómo fue la llegada al mundo de su hijo Leo, que nació en enero de 2011 en California y también de su hija Luna, que nació dos años después en Madrid. La actriz reveló que, después de su primer parto, sintió una gran presión por parte de la sociedad por “ser perfecta”.
“Me di cuenta de que la sociedad me había metido en la cabeza un montón de cuentos de hadas y de películas y de mensajes, porque cuando dejé el hospital la primera vez y cuando lo dejé por segunda era dos mujeres diferentes. (…) La primera vez, me forcé a mí misma a ser una supermujer del tipo: ‘tendré un parto natural y a las doce horas estaré saliendo del hospital subida a mis tacones”, contó.
Tras esa experiencia, la actriz reflexionó y llegó a la conclusión de que también tenía que cuidarse a ella misma pues, de lo contrario, no se estaba respetando. Asimismo, cuestionó que los periodistas aun le pregunten a las mujeres sobre cómo es para ellas envejecer. “Cuando me hablan acerca de envejecer como actriz pienso: ¿qué mierda es esta? No voy a darle ni dos minutos a su pregunta”, aseguró.
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