Aunque se siente ´afortunada´ por haber llegado tan lejos, reconoció que la fama tiene ´un precio´ muy alto que pagar, la ausencia de privacidad.
La cantante estadounidense e ícono de moda Taylor Swift ha demostrado en su segunda visita a España que para alcanzar el éxito y consolidarlo no hacen falta fórmulas estridentes, sino una madurez bien llevada a base de elegancia y sencillez.
Una evolución que evidencian las fotografías que ilustran su último disco, "Red", en la que la intérprete luce un "look" bohemio, con camisa blanca y pantalones negros cortos, un sombrero y maquillaje natural, con sus habituales labios rojos.
"Es importante cambiar y crecer, y hacerlo de forma natural", explicó a Efestilo acerca de la progresiva transformación que ha ido experimentando su estilo.
Su larga melena rubia y sus ojos azules siempre le otorgarán ese plus de dulzura, pero ahora Swift, con 23 años, ha modelado su estilo en relación con su edad.
La intérprete, considerada por Forbes una de las cien personas más influyentes del mundo, es objeto constante del sector mediático más feroz.
Su vida sentimental llena, junto a su estilo, cientos de páginas de periódicos de todo el mundo dedicadas a los famosos. Celosa de su vida privada, sin embargo la de Nashville se suelta la melena a la hora de expresar sus emociones en una canción, a pesar de los comentarios que pueda suscitar.
"No me resulta peligroso. No puedo cambiar mi forma de componer, porque cambiaría lo que soy. Con las canciones aprendo a superar emociones complicadas", señaló.
Aunque se siente "afortunada" por haber llegado tan lejos, reconoció que la fama tiene "un precio" muy alto que pagar, la ausencia de privacidad.
Por eso, aseguró que no ha leído nada de lo que se escribe sobre ella "en los últimos dos años", porque le heriría demasiado. Ese no es su único recurso: concienciarse y "centrarse en las cosas buenas" también le ayuda a sobrellevarlo.
EFE
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