El actor, cuyo nombre original era Bernard Schwartz, era muy popular en el país. Pese a que había nacido en Estados Unidos, siempre intentaba de expresarse en húngaro.
La prensa húngara se ocupa en lugar destacado de la muerte de Tony Curtis, actor estadounidense de origen húngaro, fallecido el jueves a los 85 años de edad.
"Curtis nunca se olvidó de sus orígenes húngaros", "En su muerte también quiso mantenerse guapo", "Murió uno de los más famosos húngaros", "El príncipe de Hollywood ya no conduce más Ferrari" son títulos recogidos de la prensa magiar, con que recuerdan hoy al actor, fallecido de un paro cardíaco.
El actor, cuyo nombre original era Bernard Schwartz, era muy popular en Hungría, ya que pese a que había nacido en Estados Unidos, siempre intentaba de expresarse en húngaro cuando visitaba el país.
El diario "Népszabadság" dice que Curtis conquistó el mundo del cine "con su sonrisa, la más famosa sonrisa húngara" y resalta que "el príncipe de Hollywood" participó en 2009 en el festival del libro de Budapest, pese a que estaba ya muy enfermo.
El rotativo "Magyar Nemzet" recuerda que en 1988 Curtis apoyó la fundación Emanuel para reconstruir la sinagoga de Budapest y que en 2008 actuó sin cobrar honorarios en un anuncio publicitario de la Oficina de Turismo de Hungría para fomentar la visita al país de jubilados de EEUU.
Istaván Sztankay, que era la voz que doblaba en húngaro a Curtis en muchas de sus películas, relató en la televisión pública M1 que el actor era una persona muy agradable, "con muy buen sentido de humor, que no olvidó sus raíces húngaras".
En una entrevista en la televisión pública "DunaTV", en abril de 2009 y retransmitida anoche, hablaba orgullosamente de sus orígenes magiares y hasta cantaba en húngaro las canciones que había aprendido de su madre cuando era niño.
Tony Curtis nació en Nueva York el 3 de junio de 1925 como hijo de inmigrantes judíos de Hungría, procedentes de la ciudad de Mátészalka, al este del país.
EFE
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