Jorge Fossati tuvo un nuevo renacer en Universitario y ahora, en la Selección Peruana, irá por su revancha con miras a una Copa del Mundo.
Sidney, 16 de noviembre de 2005. Aloisi se para frente a Carani. Las más de 82 mil personas que llenaron el Telstra Stadium esperan en silencio.
En el banco, Jorge Fossati mira impaciente, cruza los brazos y se toma la cabeza. Gol de Australia. Los Canguros clasifican al Mundial 2006 y dejan a Uruguay sumido en un mar de lágrimas.
El técnico, que había asumido meses antes la dirección técnica de su país, que estaba en un nivel calamitoso, desaparece entre la algarabía de los australianos y la tristeza de sus paisanos. Momentos después, pide perdón y deja el cargo.
Pero la vida le tenía preparada varias revanchas. Al año siguiente, asume la dirección técnica de Al Sadd de Qatar. En dos temporadas, sumó cinco títulos y no tardó en ponerse el buzo del seleccionado asiático. Sin embargo, dejó el cargo de un día para otro. Una operación al estómago no le permitió seguir, pero dejó al equipo líder en su grupo, aunque al final no clasificó al Mundial 2010.
Para ese entonces, Jorge Fossati ya había demostrado que puede rescatar y manejar grupos complejos. Y eso volvió a llamar la atención de LDU Quito, donde había estado entre el 2003 y 2004 y se había coronado campeón. Esta vez, la apuesta superó todas expectativas: ganó la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana, poniendo en alto el fútbol ecuatoriano.
Sin embargo, los malos resultados empezaron a llegar. A excepción de la Liga de Campeones de la AFC (2011) y el Torneo Apertura de Paraguay (2012), el uruguayo entró a ese grupo de entrenadores que "deambulaban" por equipos poco conocidos. De hecho, el último gran equipo que dirigió fue Peñarol en el 2014. Hasta que llegó a Universitario de Deportes.
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Universitario, un nuevo aire en la carrera de Jorge Fossati y la Selección Peruana
Universitario de Deporte empezó la temporada con un solo objetivo en mente: romper la mala racha de 10 años sin campeonar.
El más ganador del fútbol peruano había armado un equipo competitivo. De hecho, el equipo jugaba muy bien, pero los resultados no se daban. La dirigencia -rápidamente- decide cambiar de timón.
En el mercado no había muchos técnicos libres capacitados para revertir la situación, pero buscaban un perfil claro: alguien que haya convivido con equipos grandes, con trascendencia y con logros.
Así, encontraron a Jorge Fossati y el cambio fue inmediato. Lo primero que hizo fue modificar la alineación: puso una línea de tres en el fondo, llenó el medio campo y colocó dos hombres en ataque.
Esto no solo hizo al equipo más ordenado, también sacó lo mejor de jugadores que -en muchas oportunidades- eran criticados: Aldo Corzo se convirtió en uno de los mejores centrales de la Liga1, Rodrigo Ureña se hizo dueña del medio campo y Andy Polo se convirtió en una pieza fundamental por la banda derecha.
Estas mejoras convirtieron a Universitario en un equipo competitivo. Y eso se vio demostrado en la Copa Sudamericana, donde jugó de igual a igual ante rivales que, en teoría, eran muy superiores y logró clasificar a una segunda instancia que sonaba imposible.
Esta nueva actitud del equipo crema invitaba a soñar. ¿Era posible ganar la 27? ¿Había equipo para hacerlo? Para Jorge Fossati, siempre fue paso a paso. Y, aunque algunos hinchas no lo querían admitir, no salir campeón diez años pesa, y librarse de eso no era sencillo.
Ya en las últimas fechas, el equipo era un avión: sacó los resultados que necesitaba y se ponía en una final ante el bicampeón y rival de toda la vida, Alianza Lima. Y en esta instancia demostró ser muy superior, pese al 1-1 en el Monumental.
Jorge Fossati no solo hizo al cuadro merengue competitivo y superior a sus rivales. Hizo -en muchos casos- que los equipos hagan formación espejo para contrarrestar el buen juego que mostraba. Hasta Alianza, en Matute, formó de la misma manera que la 'U', pero era evidente que un esquema que llevaba ocho meses iba a ser muy superior a uno que no tenía más de una semana de trabajo.
Ahora, el estratega uruguayo va por su tercera experiencia nacional. Perú, último en las Eliminatorias Sudamericanas, necesita recuperar confianza. Y si el técnico transmite el mismo mensaje y este es bien recibido, no hay dudas que la Bicolor podrá mejorar puestos y pelear una clasificación. Experiencia es lo que sobra y, como dijo Paolo Guerrero, "bastan palabras para describir el trabajo que ha realizado Fossati a lo largo de su carrera".
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