El equipo de Diego Simeone igualó sin goles frente al Espanyol y cedió el tercer lugar de la Liga española.
Atlético de Madrid cedió el tercer puesto al empatar sin goles en su visita al Espanyol por la fecha 27 de la Liga española.
El Atlético quiso llevar la iniciativa desde el principio. Fernando Torres tardó doce minutos en examinar los guantes de Kiko Casilla. El delantero cabeceó una falta de Koke y aumentó la incertidumbre. Los de Simeone insistían, firmaban tiros lejanos y amenazaban con saques de esquina.
De todos modos, ninguna de sus opciones posteriores fue tan clara como la de Torres. El choque se convirtió en un pulso de intensidad, trabado y con tensión. El Espanyol se aferraba a los movimientos de Sergio García, impecable, mientras que el conjunto madrileño se ilusionaba con Griezmann.
La balanza estaba del lado visitante, pero el gol no parecía cercano. Antes del descanso una entrada de Miranda a Abraham lo cambió todo. El brasileño dio un codazo en la cabeza a su rival, en un salto, y el árbitro le mostró la roja, mientras que el blanquiazul, consciente, fue trasladado al hospital por traumatismo craneoencefálico.
Los pupilos de Simeone no se amilanaron con diez. Raúl García lo dejó claro en el 78 con un latigazo que sirvió para que Kiko Casilla volviera a lucirse. El tarraconense fue ovacionado al evitar el tanto. En los últimos compases del choque, el portero fue uno de los más destacados futbolistas del Espanyol.
En ataque los catalanes estaban atascados. La circulación de balón no era fluida y la tensión defensiva del equipo rojiblanco impedía rematar con claridad a los de Sergio González. El cronómetro empezaba a marcar el ritmo del partido: crecían los nervios y las urgencias.
Cada saque de esquina era un mundo. Los locales dispusieron de varias opciones, todas frustradas. El Alético, un córner. Casilla, otra vez, agarró el balón. El choque estaba ya sentenciado con el empate sin goles.
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