La atención de la afición y los medios se dirige sobre todo a los nominados al Mejor Jugador de 2013, pero también se barajan las posibilidades de otros títulos, como los de Mejor Entrenador.
El líder del equipo más laureado del año, el francés Franck Ribery, el jugador más destacado del momento, el portugués Cristiano Ronaldo, y el calificado como mejor jugador del mundo, el argentino Leo Messi, aspiran al gran reconocimiento individual de cada temporada, el Balón de Oro.
La gala del lunes en Zúrich develará, por fin, el rey del fútbol del 2013: el mantenimiento en el trono de Leo Messi, ganador de las cuatro últimas ediciones, el regreso a la cima de Ronaldo, que lo logró en el 2008, o la coronación de Ribery.
La falta de un criterio claro anima cada año la pelea por este reconocimiento. Cada año es más larga la carrera en la que intervienen futbolistas, aficionados y medios de comunicación. Una lucha de intereses por asumir parte de la identificación de un reconocimiento del que intentan parecer al margen los propios protagonistas, a los que definitivamente el Balón de Oro engrandece su ego.
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