Sampaoli es argentino de nacimiento, pero es un técnico "hecho en el Perú" y conoce al futbolista local como la palma de su mano.
La Selección Peruana no sólo ha demostrado una mejora desde lo futbolístico, sino también un cambio de mentalidad. Son dos de las cosas a las que le atribuimos el cuarto lugar en las Eliminatorias. Ese cambio de chip se notó cuando se ganó en Asunción y Quito por primera vez, pero aún hay pruebas que debemos superar, futbolísticas y psicológicas.
La Selección Peruana ha enfrentado a Jorge Sampaoli tres veces: ganó dos y perdió una. En la Copa América Chile 2015, el local jugó en Santiago ante Perú por el pase a la final. En un partido de trámite parejo, Carlos Zambrano fue expulsado por patear a un rival y todo se hizo cuesta arriba. La Selección terminó cayendo 2-1.
Quedó el fastidio de pensar que 11 contra 11, la historia hubiera sido otra. Ese año arrancaron las Eliminatorias y en octubre otra vez se nos cruzamos ante la Chile de Sampaoli. Luego de empezar perdiendo muy rápido, se empató el partido. Sin embargo, una provocación de Valdivia desencadenó un agresión de Cueva. ¿Y qué pasó? A las duchas. Aunque le dimos vuelta al marcador con un penal que convirtió Farfán, no pudimos aguantar el ritmo con uno menos y Chile nos ganó 4-3.
El único partido que jugamos 11 contra 11 frente a un equipo dirigido por Sampaoli hasta el final, lo ganamos. Fue en las Eliminatorias Brasil 2014. Ganamos 1-0 en Lima con Markarián en la banca. ¿Qué quiero decir con esto? Sampaoli nos conoce muy bien, él se hizo técnico acá, sabe de qué pie cojea el futbolista peruano. Aunque esta Selección Peruana ha mostrado cosas distintas a sus antecesoras recientes, no está de más recordar errores para no volver a cometerlos.
Paolo Guerrero tendrá que confirmar su madurez e inteligencia ante un escenario de mucha fricción. Yotún no debe cometer el mismo error que ante Uruguay en 2013. Trauco debe tener claro que se ladra pero no se muerde. Sea cual sea el resultado frente a Argentina, que el marcador sea producto del juego y no de una tontería, de una calentura, de un mal momento. Provocaciones habrá muchos, pero no debemos caer en ninguna.
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