De madre peruana y padre italiano, Gianluca Lapadula fue convocado a la Selección Peruana por Ricardo Gareca. Conoce aquí la historia del delantero que llamó al 'Tigre' luego de decirle que no.
Gianluca y Davide, ambos delanteros, competían por quién marcaba más goles. Para Gianfranco Lapadula, esa competencia entre hermanos pequeños era lo de menos. A él lo que le importaba era que sus dos hijos ayuden en el negocio familiar de venta de flores y, a su vez, rindan en el colegio. El fútbol podía esperar.
‘Gianlu’, dos años menor que Davide, no pensaba igual. Él, italiano de nacimiento, pero de madre peruana, no podía quitarse el balón de la cabeza. No pensaba si con la ‘Azurri’ o con la blanquirroja. Pensaba solo en los arcos de los jardines de vía Nizza, en Turín, donde, hasta pasada la medianoche, jugaba con sus amigos de barrio.
Ni los regaños por las bajas notas en la escuela, ni las heridas de guerra post pichangas lo desconcentraban un poco. “Por favor, no le digas a mi papá”, era más o menos lo que le decía a Stefano Serami, su entrenador en el Collegno Paradiso, cada vez que llegaba con alguna herida fruto de los partidos nocturnos.
Sus inicios
Collegno Paradiso fue la escuela que lo quiso cuando Juventus le dijo que no. Luego de años en las menores de la 'Juve', tuvo que cambiar de aires. Don Lapadula no estaba muy convencido, y se lo hizo saber a Sergio Fantino, quien llegó con intenciones de pedirle el permiso respectivo para contar con él. “Conocíamos su talento y sabíamos que una experiencia con nuestros entrenadores lo mejoraría. El padre parecía indeciso, pero todo salió bien”, contó el cazatalentos, años después, al medio italiano La Stampa.
Más allá de tener un carácter fuerte, se distinguía por ser un joven con mucha disciplina. Mientras algunos compañeros usaban sus ratos libres para divertirse probando bebidas alcohólicas, él prefería practicar regates en el edificio Lingotto, una ex fábrica de autos. Cuidaba mucho, además, su alimentación. Pero fueron su gran técnica y capacidad para eludir rivales en ataque lo que le permitieron ser vendido rápidamente al Treviso. Con menos de 15 años, ‘Lapa’ era un prospecto interesante. Sin embargo, la mala economía del club le impidió pagarle alojamiento y comida, por lo que fue vendido al Pro Vercelli.
Gracias a su buen desempeño, un año después, para la temporada 2008-09, fue fichado por el Calcio Ivrea, un equipo de la cuarta división italiana. Ya en agosto de 2009, dio el gran salto tras firmar contrato con el Parma, pero continuó su carrera en hasta seis clubes distintos (Atlético Roma, Ravenna Calcio, Cesena, Frosinone Calcio, Gorica y Teramo Calcio), a los que llegó en calidad de préstamo.
Tras la quiebra del Parma, a mediados de 2015, llegó libre al Pescara, de la Segunda División de Italia. Aunque ya sabía de sus raíces peruanas, conocía poco más allá del ceviche, el arroz tapado y el arroz chaufa que su mamá –limeña que a los 20 años, aproximadamente, empezó una nueva vida en Italia- le preparaba. Diez goles en 17 partidos le valieron para llamar la atención de clubes de la Serie A y del extranjero. Incluso, su nombre despertó el interés de Ricardo Gareca, quien, con menos de un año al mando de la Selección Peruana, viajó a Europa para proponerle llevar la franja en el pecho en la Copa América Centenario.
Y todavía no...
Mientras su nombre era coreado por los hinchas del Pescara, el centrodelantero publicaba en sus redes sociales las portadas que los diarios peruanos le dedicaban y el escudo de la bicolor al que le había agarrado cariño gracias a todo lo que le contaba mamá. Estaba agradecido, por supuesto, pero la inseguridad -moralismos aparte- propia de alguien que sueña con defender a su selección, y propia, además, de alguien que anhela llegar ascender a Primera, le hicieron descartar la posibilidad.
“Cuánto amor me puede donar un país… ¡Gracias Perú, gracias peruanos!”, escribió primero, el 16 de febrero de 2016. Ocho días después, sin embargo, dio más pistas: “Tomé la decisión de esperar hasta junio para concentrarme en el campeonato de la Serie B acá en Italia. En junio pasado yo había dicho que iba a dar mi alma y mi corazón por el Pescara y lo quiero hacer. Quiero concentrarme en lo que había ya decidido antes. (…) Quiero seguir dando el 100% al Pescara. Ustedes, pueblo peruano, me han llenado el corazón de un amor inmenso y estoy seguro (de) que tanta fuerza que tengo ahora en el campo es gracias a ustedes. Una costa puedo decir: la convocatoria de la Selección Peruana es la oportunidad más importante que hasta ahora he tenido en mi vida”.
A fines de mayo, el 25, dio su respuesta (hasta ese momento) final: “Decidí no participar de la Copa América porque no quiero ir solo por aprovechar de una ocasión profesional. Iré seguramente a conocer el Perú y, solo así, podré entender de verdad qué cosa significa la blanquirroja”.
Un rumbo distinto
Gianluca Lapadula no aceptó el llamado de Ricardo Gareca, pero cumplió su objetivo personal. Dos días después del debut de Perú con triunfo por 1 a 0 ante Haití, el atacante nacido en Italia ascendió a la Serie A. El siguiente paso fue nada más y nada menos que el AC Milán y un llamado de emergencia a la Selección de Italia, para un partido amistoso ante Alemania. No tuvo chance.
Ya en 2017, lo convocaron para enfrentar –también de forma no oficial- a San Marino. Esa vez sí tuvo minutos: jugó los 90’, su equipo ganó 8-0 y tres goles fueron suyos. Fue su única aparición en cancha con los colores del país que lo vio nacer.
En agosto de 2017 mudó su fútbol al Genoa, en calidad de préstamo. Para la temporada 2018-19, el equipo de Génova compró su pase por una cifra cercana a los 11 millones de euros, pero las lesiones le impidieron igualar sus picos de rendimiento y, al siguiente año, llegó cedido al Lecce, club con el que, pese a ser figura con 13 tantos en 27 encuentros, no pudo evitar el descenso.
De todas formas, no hizo falta que él bajara de categoría. De hecho, su pase lo compró, por aproximadamente cuatro millones de euros, Benevento, de la Serie A. Con los ‘Giallorossi’ lleva dos goles en cinco partidos, pero, más allá de las cifras, la noticia más importante de su presente es, sin duda, la posibilidad de vestir de blanco y rojo. Una oportunidad que hoy, ya con 30 años, él mismo buscó.
La sangre llama
Durante años, su nombre fue asociado a la Selección Peruana. Desde la FPF no quisieron especulaciones: no lo buscarían hasta que él mostrase interés. Un tatuaje inspirado en los Pieles Rojas de Paramonga –cuestionado por muchos, por su similitud con los indios americanos-, publicado en redes en octubre de este año, parecía ser una señal, pero en la Videna querían más. Y él, el mismo niño que soñaba con los arcos de la vía Nizza, hoy soñaba con la blanquirroja. Y sabía que estaba en sus manos. Por eso, alzó el teléfono y llamó a quien tenía que llamar: al ‘mister’.
Gareca, de inmediato, decidió que lo quería en su equipo y solicitó que se apresuren los trámites. Así, sin más. Así, sin resentimientos ni orgullo. Aunque antes, como era de esperarse en su momento, haya rechazado. Aunque haya estado inseguro. Aunque antes no y ahora sí. Aunque, con este llamado, se convierta en el primer convocado a la Selección Peruana mayor antes de conocer el Perú.
Ya habrá tiempo para eso. Ahora se le necesita para que compita no con su hermano mayor, sino con sus ahora compañeros. Para que haga lo que sabe en la cancha. Para que busque la gloria. Para lo otro, para escuchar al Grupo 5 -cuya música escucha- en concierto, probar mayor variedad culinaria, aprenderse las canciones del 'Zambo' Cavero y demás, ya habrá tiempo. Acá, la 'nonna' María Teresa y todos los primeros a los que verá por primera vez estarán dispuestos a enseñarle lo que necesite. Y el hincha, seguramente, le demostrará que su elección ha valido la pena. Que llevar la franja roja en el pecho siempre valdrá la pena.
Comparte esta noticia