La imagen contradictoria en Rusia 2018 y el Torneo Descentralizado nos lleva a preguntarnos sobre el verdadero rostro del amante del fútbol en nuestro país.
Candil de la calle, oscuridad de tu casa. De niño era la frase perfecta para describir la imagen, de bien portado, que uno quería proyectar en una reunión social, cuando en la cotidianidad uno ponía la casa “patas para arriba” ¿Eso pasa aquí?
Sin ánimo de tocar a todos, es algo que pareció suceder en las últimas semanas en el fútbol peruano. Teniendo, por un lado, a la hinchada nacional que nos hace inflar el pecho de orgullo tras ser galardonado en la categoría “Mejor Afición del Año” en los Premios “The Best” y en la otra esquina la fotografía del Descentralizado. Torneo que se juega cada vez con más restricciones: sin banderolas, caras pintadas, instrumentos musicales, hinchada visitante, etc., medidas que no han dado resultados, pero que son generadas por un mal comportamiento, de unos pocos, en las tribunas y ahora fuera de ellas.
Estas dos conductas contradictorias nos llevan a preguntarnos ¿Cuál es verdadero comportamiento del hincha peruano? ¿Es el mismo hincha peruano el que armó la fiesta en Rusia y que hoy se enfrenta, provoca y no respeta normas en el torneo?
El proceder del hincha peruano en la historia ha sido más cercano al de Rusia, por lo que creemos que es su real conducta. Con alegría, pasión, esperanza, sin que eso signifique llegar a excesos. No nos dejemos confundir por los violentos que utilizan al deporte los sábados y domingos como un medio para generar miedo, cuando los otros días de la semana delinquen de otra manera.
Por ello, no solo hay que serlo, sino parecerlo, aunque estemos en desacuerdo con las normas restrictivas, respetémoslas, no nos mezclemos. Demostremos con el pecho inflado y mirando a todos a los ojos a todos, que somos parte de las 40 mil gargantas que pisaron Rusia y no de la minoría que ve al “deporte rey” como su botín de oro.
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