´Creo que yo soy también una víctima´, sostuvo Castro, de origen puertorriqueño, vestido con un mono naranja y con una prominente barba.
Ariel Castro, quien se ha declarado culpable de violar, maltratar y secuestrar durante una década a tres mujeres de Cleveland (Ohio, EE.UU.), dijo que no es "un monstruo" y que está "enfermo", durante la audiencia en la que se conocerá su sentencia.
"Creo que yo soy también una víctima", sostuvo Castro, de origen puertorriqueño, vestido con un mono naranja y con una prominente barba.
Castro, quien puede ser condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, relató que sufrió abusos sexuales cuando era joven y habló también de su adicción a la pornografía.
"No estoy tratando de poner excusas. Sé que obré mal, pero no soy una persona violenta", indicó.
Castro relató que en la casa en la que mantuvo secuestradas a las tres mujeres había "armonía" y que las acusaciones de abusos sexuales son "falsas", puesto que, según él, "muchas veces" ellas le pidieron tener sexo.
De origen puertorriqueño y exconductor de un autobús escolar, Castro se declaró culpable de 937 cargos de los casi 1.000 que enfrentaba después de que su defensa llegara a un acuerdo con la fiscalía para evitar la pena de muerte y puede ser condenado hoy a cadena perpetua sin opción a libertad condicional.
Las tres víctimas, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús, fueron secuestradas cuando aún eran menores de edad en los años 2002, 2003 y 2004, y recuperaron la libertad en mayo pasado.
El pasado 6 de mayo, en un descuido de Castro, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos y un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada.
Berry dijo a sus rescatadores que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesús, desaparecida en 2004 con 14 años; Knight, cuyo rastro se perdió en 2002, cuando tenía 20; y su propia hija, de seis años, fruto de los abusos de Castro.
EFE
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