El exagente Filiberto Pantigoso contó en Conexión de RPP Noticias el milagro que le hizo Juan Pablo II, luego de su visita a nuestro país en 1985.
El policía en retiro, Filiberto Pantigoso Chávez que fue uno de los encargados de manejar el papamóvil durante la visita que el papa Juan Pablo II hizo a Perú en 1985, contó cómo fue la experiencia de trasladar al Sumo Pontífice y que le hizo el milagro de encontrar a su padre a quien creía muerto tras el conflicto con Ecuador de 1941.
En declaraciones a Conexión de RPP Noticias, Pantigoso comentó que tras la Guerra con Ecuador su padre fue dado por desaparecido y él junto a su madre continuaron con su vida, hasta que su padre leyó su nombre cuando se le asignó la comisión de llevar a Juan Pablo II. “Yo creo que he sido privilegiado. Si no hubiera sido por esta comisión jamás hubiera conocido a mi familia”.
Reencuentro y otro milagro. Pantigoso contó que luego de su misión con Juan Pablo II, su padre intentó localizarle en la guía telefónica y llamó a todos los Pantigoso Chávez que estaban registrados. “Doce años después de que llevé a Juan Pablo II, me reuní con mi papá que me dijo que tardó todo ese tiempo buscándome”.
Sin embargo, este no es el único milagro que le hizo el papa a Pantigoso pues según comentó sufrió un desmayo producto de la diabetes que le aqueja, pero pudo recuperarse gracias a que escuchó la voz de su esposa. “Yo vi un túnel y al final del túnel habían nubes rosaditas, pero desperté gracias a que mi esposa me llamó y cuando lo hice sentí como si hubiera tenido un largo sueño”.
MIsión. Respecto a su experiencia, Pantigoso dijo que si bien no tocó al papa, fue bendecido hasta seis veces por el Sumo Pontífice. Contó que cuando vio por primera vez a Juan Pablo II se sintió protegido.
Su misión era la de proteger al papa en caso se diera un atentado, para esto le dieron la consigna de que no se detenga en ningún momento. Sin embargo, recordó que el mismo papa le pidió detenerse por un momento corto en el Hospital San Juan de Dios para bendecir a los niños que se habían asomado por la ventana. Pantigoso también contó que al terminar su visita en Perú, el papa le obsequió un rosario y un medallón que ahora él conserva en un cofre.
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