De momento, no se ha aplicado ninguna restricción al tráfico aéreo, aunque se esperan nuevos informes del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, para evaluar la situación.
Una estela de ceniza arrojada en las últimas horas por el volcán Tungurahua, situado en los Andes de Ecuador, llegó a la ciudad costera de Guayaquil aunque, por la alta dispersión del material en la atmósfera, no ha afectado, por el momento, el tráfico aéreo.
Una fuente de la Dirección de Aviación Civil (DAC) indicó que, de momento, no se ha aplicado ninguna restricción al tráfico aéreo, aunque se esperan nuevos informes del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, para evaluar la situación.
Por su parte, el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional informó que el Tungurahua continúa con un nuevo pulso eruptivo, que comenzó hace una semana, y que se caracteriza por las constantes exhalaciones de ceniza, eventuales explosiones y la expulsión de rocas candentes por el cráter.
Poblaciones cercanas al coloso, como Bilbao, Cusúa, Pillate, Choglontus, Cotaló, Cevallos, Mocha, Quero y también Ambato, a unos 30 kilómetros al oeste, han sido afectadas por la caída variable de ceniza, precisa el último informe del IG.
Además, por las noches se ha podido observar la expulsión de rocas candentes, que se elevan unos 300 metros sobre el cráter y luego caen por los flancos de la montaña, hasta unos 400 metros por debajo de la cumbre.
Asimismo, se han escuchado "cañonazos y bramidos" que emite el volcán durante su constante actividad.
"Hasta el momento no se tienen señales que indiquen un posible cambio en la dinámica actual del volcán", por lo que se espera que continúen por días o semanas las emisiones de ceniza, precisa el informe del IG.
Añade que en las últimas 24 horas se han registrado diez explosiones, 32 episodios de tremor o temblores constantes y quince sismos de "largo periodo", relacionadas con las constantes emisiones de gas y ceniza.
El Tungurahua, de 5.019 metros de altura y situado a unos 180 kilómetros al sur de Quito, inició su actual proceso eruptivo en 1999 y desde entonces ha intercalado periodos de gran actividad con lapos de relativa calma. EFE
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