Es muy común ver a niños que lloran porque ´deben´ compartir.
A los niños cuando son pequeños les cuesta mucho compartir, pasan por la etapa del “mío” y se enfadan mucho cuando tienen o deben que prestar algo a otro niño. Por lo tanto, el compartir no les será fácil ya que todavía están en una etapa de egocentrismo donde “todo es para él”. Hasta los cuatro años los niños no son capaces de ponerse en el lugar del otro; por lo tanto le es difícil compartir.
Qué hacer
Cuando los niños son pequeños las explicaciones deben ser sencillas y concretas; de nada nos sirve darles largas charlas de por qué deben compartir. A partir de los 5 años ya les podemos dar explicaciones más elaboradas y a partir de esa edad para el niño le será más fácil el compartir ya que ya tiene interiorizada la presencia de un otro diferente a mi con quien puedo jugar, disfrutar y pasarla bien por ejemplo a través del juego. Por ello es muy importante poder propiciar a nuestros hijos experiencias lúdicas con otros niños donde puedan jugar y divertirse libremente y donde también puedan compartir; juegos como mata gente o el fútbol donde la pelota debe pasar de un niño a otro nos ayudarán a alcanzar este objetivo. Aquí se reforzará no solo el trabajo en equipo sino también el niño se dará cuenta que se puede disfrutar y pasarla bien juntos.
No debemos presionar o castigar al niño por no querer compartir ya que eso podría dañarlo emocionalmente. Debemos evitar llamarle la atención delante de los demás, gritarle o compararlo con otros niños que sí comparten porque eso podría dañar su autoestima.
Lo importante es poder enseñarle a compartir y eso es un proceso que toma tiempo tomando en cuenta su madurez neurológica y su edad. Es tarea de nosotros como padres ayudarlo a que interiorize y disfrute la idea de compartir; una forma de hacerlo será a través de nuestro propio ejemplo. Enseñarles a compartir será muy beneficioso para su desarrollo emocional.
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