Muchos padres suelen preguntarse si están siendo muy permisivos o demasiado estrictos con sus hijos y que consecuencias podrá traer eso sobre sus hijos en el futuro.
Establecer una cantidad de reglas imposibles de cumplir, es una clara señal de que se está siendo excesivamente estricto.
Cuando se realizan amenazas que resultan imposibles de cumplir, con el tiempo los hijos van descubriendo que no pasan de eso de simples amenazas que jamás se cumplen, por lo cual se vuelven poco serias y efectivas. Un ejemplo de ello, es decir si no haces tal cosa voy a tirar todos tus juguetes, puesto que eso no se hará efectivo.
Es bueno establecer reglas sobre temas de educación y de seguridad pero no se debe de invadir el terreno más personal del niño y/o adolescente poniendo reglas acerca de por ejemplo quienes son sus amigos, qué música escuchar, etc. Y no está bien mezclar argumentando que es por seguridad cuando la norma invade aspectos personales.
EL amor de padre es incondicional y no debe estar supeditado a ninguna acción de los hijos. Decir “te amo sólo si te portas bien” o “si no haces tal o cual cosa no te quiero más”, o peor aún “eres malo”, etc., no son frases que se digan a un hijo, ya que el amor no puede estar condicionado por nada y el niño o adolescente no es malo, sino tal vez haga cosas que están mal en determinado momento específico, pero al ser tan contundente diciendo “eres malo” se crea un estigma en él que puede ser muy contraproducente para el futuro.
Debemos de tener en cuenta que en la vida de un niño o un adolescente debe de tener tiempo para el juego, el disfrute o el esparcimiento, existen problemas cuando los padres manejan la agenda de los hijos. El tiempo de los hijos están cargadas de actividades impuestas por los padres (deportes, música, idiomas, etc.).
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