La nueva especie, que ha sido denominada "Rhopalosiphum chusqueae", fue encontrada en la región del "Cerro de la Muerte" en Costa Rica.
Un equipo internacional de científicos descubrió una nueva especie de piojos que se alimenta del bambú ubicado a gran altitud en la región del "Cerro de la Muerte" en Costa Rica, publicó hoy la revista de acceso libre ZooKeys.
La nueva especie, que ha sido denominada "Rhopalosiphum chusqueae", fue confirmada después de varios periodos de trabajo de campo durante el año 2008 por el equipo liderado por el taxónomo Nicolás Pérez-Hidalgo, del departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental, de la Universidad de León en España.
El descubrimiento fue realizado gracias al análisis de datos moleculares de ADN mitocondrial y la codificación de genes nucleares, así como de las características morfológicas externas.
Se sabe que la familia de los artrópodos es una fauna muy abundante en las regiones tropicales, aunque los piojos de las plantas prefieren los climas más templados del hemisferio norte.
Esto ha sido un tanto paradójico para los científicos que, no obstante, han observado que la diversidad de estos piojos aumenta en las zonas de gran altitud, como las mesetas y montañas, áreas donde se ha encontrado esta nueva especie.
Los piojos de las plantas pueden ser una de las plagas más peligrosas para la agricultura y la jardinería.
Desde el punto de vista zoológico, los expertos señalan que son organismos muy exitosos y, aunque están presente principalmente en climas templados, tienen el potencial de amenazar incluso a regiones tropicales, dedicada al cultivo del bambú.
Por eso su descubrimiento contribuirá además a mejorar el conocimiento general sobre los piojos de las plantas, su desarrollo y modus operandi.
En el estudio participaron Juan M. Nieto Nafría también de la Universidad de León; David Martínez-Torres del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva, de la Universitat de Valencia en España; y William Villalobos Muller del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica.
EFE
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