Organización para la abolición de la pena de muerte informó que sentencias se redujeron en un 70% desde el 2003, llegando a su punto más bajo en este año.
Un reporte de la Coalición Texana para la Abolición de la Pena de Muerte (TCADP) destaca que el número de sentencias a la pena capital ha disminuido en un 70% desde 2003, y alcanzó en el 2010 el punto más bajo en su historia.
En su reporte anual, la coalición establece que en el 2010 tan solo los condados de Brazos, Harris, Dallas, Nueces, Rusk y Travis, que representan el 2% del total, impusieron la pena capital.
Los jurados estatales condenaron a muerte a ocho personas durante 2010, el nivel más bajo desde el restablecimiento de la pena de muerte en 1976.
De acuerdo con estadísticas del Departamento de Justicia Penal en Texas, este año se registraron en el estado 17 ejecuciones, que representan la cifra más baja desde 1997 y únicamente igualada en el 2001. El año con mayor número de ejecuciones en Texas desde 1982 fue el 2000 con 40.
Datos del Departamento de Justicia revelan que desde 1982 han sido ejecutados en Texas 464 reos, de los cuales el 15% eran hispanos, 46% anglos, 37% afroamericanos y 2% pertenecientes a otros grupos étnicos.
"Las tendencias recientes en las sentencias de muerte ilustran la manera arbitraria y parcial en que son impuestas", dijo hoy a Efe la directora ejecutiva de TCADP, Kristin Houle, quien explicó que un análisis realizado entre 2007 y 2010 revela que solo 21 condados de los 254 de Texas impusieron la pena de muerte durante los últimos cuatro años.
"Aproximadamente tres cuartos de todas las sentencias de muerte en Texas durante los últimos cuatro años se han dictado en contra de reos que integran grupos de minorías", dijo Houle, quien precisó que el 40% de los nuevos sentenciados son afroamericanos, el 30% hispanos y el dos por ciento de otras minorías.
"El estado de Texas, al igual que en el resto de la nación, se está apartando del uso de la pena de muerte", sostuvo la directora de TCADP.
"El sistema está fracturado sin posibilidad de repararlo. Es evidente, por la continua disminución en la aplicación de la pena de muerte, que los jurados y fiscales en Texas están utilizando maneras alternativas para responder a crímenes violentos", agregó.
Esto ante la preocupación sobre ejecuciones erróneas y condenas incorrectas como la de Anthony Graves, quien el 27 de octubre pasado fue liberado después de pasar 18 años encarcelado, 12 de los cuales en "el corredor del muerte" por un crimen que no cometió.
Los fiscales retiraron los cargos contra Graves y lo declararon inocente después de conducir su propia investigación.
Su condena fue basada en el testimonio de Robert Carter, quien fue condenado y ejecutado por el mismo crimen en el 2000 y cambió su testimonio varias veces, incluso desde el corredor de la muerte.
"Anthony Graves es la doceava persona en Texas que tras de demostrarse que fue condenado erróneamente fue liberado del corredor del muerte y es la treceava en todo el país", apuntó.
El reporte dado a conocer esta semana destaca también que los jurados de tres juicios por homicidio rechazaron imponer la pena de muerte y en su lugar dieron sentencias de cadena perpetua sin posibilidad de salir bajo palabra.
Menciona además que tres presos condenados a ser ejecutados en el 2010 recibieron suspensiones a sus ejecuciones en el último momento, mientras que la fecha de ejecución de otro preso fue cancelada.
Por lo menos seis reos recibieron una reducción de sus sentencias en 2010 y como resultado salieron del corredor de la muerte y ya son parte de la población carcelaria general.
Actualmente, en Texas hay 317 reos en "el corredor de muerte" localizado en la Unidad Polunsky, en Livingston, de los cuales 307 son hombres y 10 mujeres.
La población de presos en "el corredor de muerte" en Texas es la tercera más grande de la nación, después de California con 713 y Florida con 393. EFE
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