El X-47B puede trasladar en su bodega más de dos toneladas en misiles, viajar sin ser detectado por radares a velocidades cercanas a la velocidad del sonido, con un techo operativo superior a 12.000 metros de altura y un alcance de cerca de 4.000 kilómetros.
Responsables de la Fuerza Naval estadounidense celebraron como un paso "histórico" y "emocionante" los dos primeros aterrizajes de un avión no tripulado de última generación en un portaaviones de manera autónoma.
Mat Winter, responsable del programa destinado a diseñar una fuerza de ataque aérea con "drones" desde portaaviones, destacó el paso "histórico" de ayer que "puso en común las capacidades técnicas y operativas del X-47B (drone de última generación) en el entorno de un portaaviones".
Este miércoles, en aguas del Atlántico frente a las costas de Virginia el avión no tripulado e invisible a radares X-47B, desarrollado por la empresa Northrop Grumman, aterrizó en dos ocasiones y de manera automática en la cubierta del portaaviones George H.W. Bush.
Este hito militar pone la primera piedra para el desarrollo en el futuro de una fuerza de ataque de "drones" que no necesitarán ser pilotados por personas desde la distancia y en los que la intervención humana se limitará en muchos casos al diseño de la misión, marcando objetivos de ataque y rutas de llegada y regreso.
El Capitán Jaime Engdahl, responsable del programa de demostración, detalló la jornada de ayer, en la que se realizaron con éxito dos aterrizajes del X-47B y dos despegues, maniobra esta última que se había ejecutado ya anteriormente.
Engdahl reveló que un tercer aterrizaje automático fue abortado primero por el X-47B, que decidió autónomamente mantenerse en el aire y posteriormente por los miembros de la misión, al detectar un fallo en una de las unidades de navegación.
El oficial indicó que ese falló servirá para aprender más sobre los sistemas de aterrizaje no tripulado en portaaviones "que requieren una gran precisión" y aseguró que el error fue menor y el X-47B actuó como estaba previsto, por lo que se decidió no forzar un aterrizaje tras haber realizado dos exitosos.
El X-47B se basa en un complejo sistema de navegación y posicionamiento vía satélite para su desplazamiento y debe tocar la pista del portaaviones con una precisión de centímetros para poder ser frenado por un cable, como un caza convencional.
Winter detalló que el próximo paso será probar operaciones de reabastecimiento en el aire de un avión no tripulado, algo para lo que no se utilizará el X-47B, una aeronave futurista con forma de delta.
En el futuro, la Fuerza Naval estadounidense quiere integrar en las funciones de un portaaviones flotas de "drones" casi robóticos como el X-47, algo para lo que no será necesario un mayor número de personal que para cazas convencionales como el F-18 o F-22.
Carl Johnson, responsable de Northrop Grumman, destacó la velocidad con la que en menos de un año ha evolucionado el programa con el X-47B, que necesitó un equipo de 100 personas (40 del Pentágono y 60 de Northrop) para operar con éxito en el portaaviones.
EFE
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