En mayo del 2011, un menor de diez años le disparó a su progenitor cuando este dormía la siesta. Al parecer recibía maltratos físicos y psicológicos.
El 1 de mayo de 2011 Joseph Hall, de tan solo diez años, apuntó a su padre en la cabeza con una pistola y le disparó, matándolo en el acto.
Más de un año después, el juicio por el asesinato de Jeff Hall, un fanático neonazi con el que su hijo acabó mientras dormía la siesta, comienza con el pequeño sentado en el banquillo en Riverside, California (Estados Unidos), informó el portal Abc.es
El juez tendrá que analizar varios aspectos, entre ellos el hecho de si un niño de diez años comprende la diferencia entre el bien y el mal en una situación de tanto odio.
El fiscal del caso, Michael Soccio, asegura, no en vano, que el hecho de que Joseph matara a su padre poco tiene que ver con sus tendencias neonazis, sino más bien con el enfado por haber sido castigado y azotado el día antes. "Está planeado, es premeditado, por lo que se trata de un asesinato", asegura Soccio.
La defensa del menor alega, como narra hoy "The New York Times" sin embargo, que el pequeño sufre problemas neurológicos y psicológicos, agravados además por la exposición al comportamiento neonazi de su padre y el maltrato físico al que ha sido sometido en el seno familiar. Para el abogado, Joseph "pensaba que hacía lo correcto, por lo que no se le puede considerar responsable".
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