"La decisión de mi hija de 29 años de morir sin dolor no merece ser tildada de reprobable por desconocidos", señaló Debbie Ziegler en una carta.
La madre de Brittany Maynard, la joven enferma terminal que se quitó la vida el pasado 2 de noviembre, respondió a las críticas que la Curia Romana en el Vaticano dirigió a la decisión de su hija y que sentaron a la familia "peor que una bofetada" cuando todavía estaban de duelo.
La muerte de Maynard, de 29 años, conmocionó a la opinión pública en EE.UU., tanto por la edad de la chica como por el hecho de que antes de morir inició una campaña en internet en la que anunció su voluntad de quitarse la vida y abogó para que el derecho al suicidio asistido se generalice en todo el país.
Después de que se anunciase que Maynard había tomado finalmente las píldoras que los médicos le habían prescrito para provocarse una muerte sin dolor, el presidente de la Academia Pontifica para la Vida, el obispo español Ignacio Carrasco de Paula, calificó la acción de "reprobable".
"El suicidio asistido es algo absurdo. La dignidad es algo diferente a que alguien termine con su propia vida. El acto de Brittany Maynard en sí mismo es reprobable, pero no sabemos qué ocurrió en su consciencia", indicó el miembro de la Curia Romana en una entrevista con la agencia italiana Ansa.
Más de dos semanas después, la madre de la fallecida, Debbie Ziegler, publicó una carta en el sitio web de la organización no gubernamental Compassion & Choices en la que criticó con dureza las palabras de monseñor Carrasco de Paula.
"La imposición de una "creencia" en una cuestión de derechos humanos está mal. Censurar una decisión personal como reprobable porque no va en la línea de las creencias de otra persona es inmoral", indicó Ziegler.
"La decisión de mi hija de 29 años de morir sin dolor en lugar de sufrir una degradación física y mental y un intenso dolor no merece ser tildada de reprobable por desconocidos de otro continente que no la conocían a ella ni las particularidades de su situación", apuntó la madre.
Ziegler también afeó el momento en el que el obispo español lanzó sus críticas, apenas dos días después del fallecimiento de Maynard.
"Esta palabra (reprobable) fue usada públicamente en un momento en que mi familia estaba sensible y había sufrido una herida reciente. Estábamos de duelo. Una crítica tan dura por parte de personas que no conocemos, que jamás hemos conocido, es peor que una bofetada. Nos hicieron una ahogadilla cuando luchábamos por tomar aire", concluyó.
En enero de este año, poco más de un año después de casarse, Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sufría y le fue diagnosticado un tumor cerebral de gran agresividad.
El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas le informaron de que sólo le quedaban unos meses de vida, a la vez que le explicaron cómo estaba previsto que se desarrollase la enfermedad, la cual le causaría un gran y prolongado dolor antes de terminar con su vida.
Ante esta situación, la joven decidió trasladarse junto a su familia al estado de Oregon, donde la ley del estado permitió que los médicos le proveyesen de un fármaco que terminó con su vida sin causarle dolor.
EFE
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