Los obreros, con la ayuda de excavadores, buldóceres y grúas, trabajan a diario en la demolición del imponente edificio que albergó al ya disuelto Partido Nacional Democrático (PND).
Retiraron su imagen de edificios gubernamentales y borraron su nombre, Hosni Mubarak, de plazas y calles. Ahora le toca el turno a uno de sus símbolos, la sede de su partido en el corazón de El Cairo.
Los obreros, con la ayuda de excavadores, buldóceres y grúas, trabajan a diario en la demolición del imponente edificio que albergó al ya disuelto Partido Nacional Democrático (PND).
Emblema de las políticas autoritarias y corruptas del régimen de Mubarak, la sede del PND fue incendiada durante la revolución de 2011 que derrocó al dictador. Desde entonces, abandonada y calcinada en parte, aguardaba su destino.
Mubarak tardó en caer 18 días de protestas. Bastante más se va a prolongar el derribo de este edificio de unas diez plantas, situado en la ribera oriental del río Nilo y muy cerca de la plaza Tahrir, epicentro de la revolución.
A los cuatro años de deliberaciones gubernamentales sobre la suerte que debía correr, se suman ahora los cerca de tres meses que durarán las obras de demolición, según explicó a Efe el portavoz de la Gobernación de El Cairo, Jaled Mustafa.
Las obras las lleva a cabo una empresa contratista bajo la supervisión del Departamento de Ingenieros de las Fuerzas Armadas egipcias.
Mustafa señaló que "la operación debe efectuarse sin dañar el Museo Egipcio ni obstaculizar el intenso tráfico que se registra en las calles aledañas".
Esto obliga a retirar los escombros a diario, entre la atenta mirada de curiosos y periodistas que se acercan al lugar para verificar la esperada demolición.
En un primer anuncio, en marzo de 2014, el Gobierno egipcio informó de que iba a derribar el edificio para ampliar la zona ajardinada del Museo Egipcio, pero no fue hasta abril pasado cuando encargó al Departamento de Ingenieros del Ejército esta labor.
Pese a que en un principio se habló de que el terreno sería anexionado a dicho museo, en medio de una disputa entre los Ministerio de Antigüedades y Turismo, las autoridades no han determinado por el momento su destino.
El portavoz de la Gobernación señaló que todavía estudian con expertos de la Facultad de Ingeniería y responsables de la Autoridad Nacional de Urbanismo "el mejor uso" para ese solar, ubicado en un lugar privilegiado.
Fuentes del Ministerio de Antigüedades confirmaron a Efe que todo está en manos de la Gobernación y que por el momento ha quedado aparcado el plan de convertirlo en una zona ajardinada dependiente del Museo Egipcio.
Con su demolición desaparece uno de los símbolos del régimen de Mubarak y también un edificio que recordaba con su fachada quemada la revolución de 2011.
El 28 de enero de ese año, durante el denominado "Viernes de la Ira", la sede del PND ardió y las llamas no se extinguieron hasta varios días después, mientras los manifestantes exigían en la cercana plaza Tahrir la salida del poder del llamado "faraón".
Mientras se trabaja en la demolición, Mubarak espera bajo arresto domiciliario en un hospital de El Cairo a volver a ser juzgado en noviembre por su complicidad en la muerte de manifestantes durante la revolución, en la que fallecieron más de 800 personas.
Así lo decidió ayer el Tribunal de Casación, que anuló un fallo anterior que desestimaba este cargo, por el que en un primer juicio en 2012 el expresidente había sido condenado a cadena perpetua.
El edificio fue diseñado por el arquitecto egipcio Mahmud Riad, con un estilo panarabista de corte comunista, y construido a finales de la década de los cincuenta.
Acogió durante décadas la sede del PND, que fue fundado por el fallecido presidente Anuar al Sadat en 1978 y disuelto por orden judicial en abril de 2011.
En un artículo de opinión titulado "¿Por qué es un error demoler el edificio del PND?" y publicado esta semana, el nieto de Mahmud Riad, que lleva su nombre, planteó que sería mejor abrirlo al público y convertirlo en "un símbolo del triunfo sobre la corrupción".
A su juicio, el edificio representa ahora la revolución de 2011, por lo que demoliéndolo se facilita que "la conciencia colectiva olvide, como si esos sucesos nunca hubieran ocurrido".
EFE
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