La caída en desgracia del influyente tío del líder Kim Jong-un fue el asunto principal de la reunión bianual de altos comandantes militares de las Fuerzas Armadas surcoreanas.
Las máximas autoridades del Ejército surcoreano analizaron hoy los posibles cambios políticos y la inestabilidad que puede generar en Corea del Norte la supuesta destitución de Jang Song-thaek, considerado el número dos del régimen comunista.
La caída en desgracia del influyente tío del líder Kim Jong-un, anunciada el martes por los servicios de inteligencia surcoreanos (NIS), fue el asunto principal de la reunión bianual de altos comandantes militares de las Fuerzas Armadas surcoreanas, informó la agencia local Yonhap.
La cita tuvo lugar hoy en Seúl y a la que asistieron 140 oficiales, entre ellos el ministro de Defensa, Kim Kwan-jin, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Choi Yun-hee.
"Debido al reciente cambio (en Corea del Norte) se están alzando las voces que dicen que los militares surcoreanos deben prepararse no solo para posibles provocaciones, sino también para un combate", reveló a Yonhap desde el anonimato un alto oficial del Ejército de Seúl.
El informante explicó que, según la visión de las Fuerzas Armadas, "la destitución de Jang Song-thaek podría dar más poder a Kim Jong-un y sus colaboradores cercanos, lo que aumentaría la inestabilidad en el régimen de Pyongyang".
Los participantes en la reunión bianual del Ejército se comprometieron a introducir mejoras en los sistemas de defensa de misiles del país y a adquirir nuevos satélites de vigilancia en respuesta a la creciente amenaza de los misiles y el programa nuclear de Corea del Norte.
El martes los servicios de inteligencia surcoreanos (NIS) anunciaron que Jang Song-thaek, vicepresidente de la poderosa Comisión Nacional de Defensa del Partido de los Trabajadores, había sido destituido de sus funciones y dos de sus asesores cercanos ejecutados en público.
Expertos creen que la supuesta purga de Jang, que fue un personaje clave a la hora de asentar el liderazgo de Kim Jong-un desde diciembre de 2011, podría ser parte de un proceso de cambios en la cúpula de poder del militarizado régimen comunista.
En todo caso, el extremo hermetismo de Pyongyang, que mantiene en un férreo secreto todos los movimientos políticos en el país, ha hecho imposible hasta el momento confirmar los hechos anunciados por los servicios de inteligencia de Seúl.
EFE
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