Desde su muerte en 1877 nunca le ha faltado flores en su tumba debido a la gran de fe de miles de trujillanos que lo visitan a diario.
“Los muertos hablan” es la frase que se escuchó sobre el mediático caso de Ciro Castillo-Rojo, y es verdad: los muertos aparentan vivir más y se transforman en una energía necesaria, de consuelo, de recuerdo, de esperanza, hasta en una creencia popular.
En Trujillo existe el Cementerio General de Miraflores a punto de cumplir 180 años el próximo mes de diciembre, en el cual reposan una gran cantidad de personajes que aportaron a la historia de esa ciudad y del Perú.
Iván La Riva Vegazzo es promotor de turismo vivencial y ha elaborado un proyecto que busca integrar la parte antigua del cementerio de Miraflores a la oferta turística de Trujillo. Él expresó a RPP Noticias que dicho cementerio reúne, después del Presbítero Maestro de Lima, las cualidades para este fin por los personajes trujillanos y liberteños sepultados que son un atractivo.
Dentro de ellos resaltó el nicho ubicado en el pabellón San Francisco donde yace un personaje conocido como “El chinito milagroso”. Su nombre es Mauricio Walbroch, según se lee en su cripta. Curiosamente tiene un apellido que no tiene nada que ver con su apodo que también se aprecia en su tumba: Chinito.
“El chinito milagroso” murió el 24 de enero de 1877; es decir son 134 años en que este personaje nos dejó, pero aún vive. Posiblemente en vida fue alguien especial aunque no se guarda registro de lo que fue; sin embargo, en el sentir popular es un personaje a quien se acude para pedir un milagro.
A diario acuden decenas de homosexuales y lesbianas quienes llevan ofrendas florales que colman el pequeño ambiente de su nicho.
“El chinito milagroso” es el personaje más visitado del cementerio de Miraflores y en el Día de todos los Santos, 1 de noviembre, no pasa desapercibido; tanto así, que el tacho de desperdicios del pabellón San Francisco solo se llena con las flores de este personaje.
Algunos testimonios que no manifestaron su nombre, señalaron a RPP Noticias que es una tradición casi familiar visitar a “el chinito milagroso”, algunos lo hacen desde hace 50 años e incluso llevan a sus hijos motivados por la fe y la energía especial que transmite Mauricio Walbroch.
Agradecimientos por sus milagros en casos de salud, deseos de progreso, de viaje o hasta por simple curiosidad, como en mi caso, acudí al milagroso chinito, que en Trujillo es una especie de Sarita Colonia.
Una creencia popular con resultados inexplicables que se valoran por el paso del tiempo, “el chinito” quizá no lo esperó, pero tras su muerte sigue ahí vivo entre los que tienen devoción y no.
Mauricio Walbroch pasó de la vida a lo eterno formando parte del folclore popular que se ha trasmitido de generación en generación y quienes quieran visitarlo pueden buscar el pabellón San Francisco para ser testigos de esta fe.
Dato
El Cementerio General de Miraflores alberga a más de 32 mil almas en casi 61 mil metros cuadrados y se ubica a escasas cuadras del Centro Histórico de Trujillo.
Por: Davinton Castillo
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