En 2003, el papa Juan Pablo II otorgó la beatificación a Teresa de Calcuta durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
Un día como hoy falleció la inacabable Madre Teresa de Calcuta a los 87 años, el 5 de setiembre de 1997 en la India. De esa manera, culminaba una vida que se entregó de manera completa a la atención de los pobres y al cuidado de los postergados por esta sociedad.
Su verdadero nombre fue Agnes Gonxha Bojaxhiu y nació el 26 de agosto de 1910 en la República de Macedonia. En 1931, la Madre inició sus votos de pobreza, castidad y obediencia para trasladarse hacia Calcuta, en la India.
Gonxha Bojaxhiu siempre concibió el servicio a Dios como un compromiso con los más necesitados. “Estaba por dejar el convento y ayudar a los pobres mientras vivía entre ellos. Fue una orden. Fallar habría significado quebrantar la fe”, explicaba la monja.
En 1950, fundó la famosa congregación de las Misioneras de la Caridad que cuidaba de las personas de escasos recursos. La Madre Teresa continuó a la cabeza de esta hermandad hasta 1997 cuando sus dolencias físicas postergaron su vocación de servicio.
La salud de la beata se mermó de manera considerable tras detectar dolencias en el corazón y en las vías pulmonares. Asimismo, en 1993 contrajo la malaria que minaba progresivamente su salud y agravaba la situación de su corazón.
El 5 de setiembre de 1997, la Madre Teresa de Calcuta falleció víctima de un paro cardiaco causando la conmoción del mundo. El gobierno de la India realizó un funeral de Estado para que el cuerpo recorra por la ciudad de Calcuta.
A lo largo de vida, la novicia obtuvo reconocimientos internacionales como el premio Nobel de la Paz en 1979. En 2003, el papa Juan Pablo II otorgó la beatificación a la beata Teresa de Calcuta durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
Para muchos seguidores, la beata Teresa de Calcuta representa el rostro más humano y comprometido de la Iglesia Católica. Realizó una labor humanitaria desde adentro, viviendo con la pobreza y conociendo la desigualdad en carne propia.
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