´Todos tenemos algo que hacer, si somos periodistas o comunicadores tenemos que dar espacios, interesarnos por el tema. Simplemente si tenemos que contratar gente, no contratemos niños´, pidió Giselle Silva, asesora de Fundación Telefónica del Perú.
Estudiar y trabajar de manera simultánea constituye uno de los desafíos más complejos para los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en esta situación en el Perú. Las investigaciones demuestran que ellos acumulan en promedio casi tres años de atraso escolar en comparación con los grupos que no trabajan (INEI 2010).
“Los niños que trabajan tienen tres años de retraso escolar a lo largo de su vida académica. Más del 40% de niños, niñas y adolescentes que trabajan tiene este retraso en el Perú. Por otro lado, a nivel psicológico emocional los trabajadores infantiles crecen con mucha sobre exigencia”, señaló Giselle Silva, asesora de Fundación Telefónica del Perú.
Para la especialista, hay muchos padres de familia que piensan que el trabajo hará responsable a su hijo, a futuro, así como más fuertes; sin embargo, para Giselle Silva, el costo-beneficio es demasiado alto porque se pone en juego la escolaridad de niños y niñas quitándoles tiempo del juego como parte de su desarrollo.
“El crecimiento de un niño con esta vivencia (de trabajo infantil) y sensación de sobre exigencia, daña su autoestima, por ejemplo. Así también cuando no es reconocido o es castigado, porque no trajo suficiente dinero o no hizo bien las tareas que le asignaron, los pequeños sienten estar atrasados en general, y sienten desventaja y frustración”, finalizó la asesora de Fundación Telefónica del Perú.
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