"Es mejor hablar, hablar que guerrear, guerrear", indicó a los medios filipinos el presidente de Filipinas, Benigno Aquino.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, descartó hoy una guerra para resolver la disputa con China por la soberanía de los atolones de Scarborough en el Mar de China Meridional, después de retirar su buque militar.
Aquino indicó que su Gobierno está haciendo todo lo posible para encontrar una solución diplomática a la crisis desatada hace una semana cuando dos barcos chinos se enfrentaron a un buque militar filipino para evitar la detención de unos pescadores chinos.
"Es mejor hablar, hablar que guerrear, guerrear", indicó a los medios filipinos el presidente, parafraseando una cita del otrora primer ministro británico Winston Churchil durante las negociaciones de la Guerra de Corea en 1954.
"Tenemos dos misiones: Una, evitar una escalada de la situación y dos, proteger nuestra soberanía", matizó Aquino, quien reconoció las "limitaciones" de su país para enfrentarse al gigante chino.
El jefe del Estado filipino explicó que no envió su fragata militar Gregorio del Pilar a detener a los pescadores, si no que casualmente navegaba cerca de los atolones de Scarborough cuando los descubrió faenando ilegalmente en aguas filipinas, según la versión de Manila.
Las autoridades filipinas sustituyeron su buque militar por un navío civil, que en este momento se encuentra en tensión frente a otra fragata de vigilancia china.
China y Filipinas se disputan estos atolones deshabitados y situados a unos 229 kilómetros de la costa oeste de la isla filipina de Luzón.
El Gobierno de Pekín ha acusado a Filipinas de violar su "indisputable soberanía" sobre los atolones de Scarborough (llamados Huangyan por los chinos) y ha urgido a Manila "a que mantenga la paz en el Mar de la China Meridional y las relaciones amistosas con China, sin crear problemas".
China, Filipinas y otras naciones de la región como Vietnam, Malasia y Brunei se disputan la soberanía de cientos de islas en el el Mar de la China Meridional, como las Spratly y las Paracel, que se asientan sobre reservas de petróleo y gas aún por explotar.
El conflicto, larvado durante décadas, se ha reavivado en los dos últimos años, especialmente entre Filipinas, Vietnam y China, mientras Estados Unidos ha mostrado su apoyo a las aspiraciones de Hanoi y Manila, que tienen algunos de estos islotes deshabitados a apenas un centenar de kilómetros.
Un total de 4.000 soldados estadounidenses y 2.300 filipinos comenzaron el lunes, hasta el próximo 27 de abril, unos ejercicios militares en el archipiélago filipino, maniobras que Manila ha desligado del incidente en el Mar de China Meridional.
EFE
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