La película aspira a cuatro Óscar -mejor película, actriz, dirección de fotografía y guión adaptado.
A sus 79 años, la gran Judi Dench tiene poco que demostrar, pero eso no le impide implicarse a fondo en sus trabajos y ofrecer interpretaciones deslumbrantes y llenas de pequeños detalles como la "Philomena" que protagoniza la redonda película de Stephen Frears.
Tierna, emotiva, divertida, irónica y con carácter. Así es el personaje y la interpretación de Dench, que borda un papel que fácilmente podría haber caído en el melodrama y que en sus manos muestra la medida más justa en todos sus aspectos.
Dench es Philomena, una mujer que en su adolescencia tuvo un hijo que le robaron en una residencia de monjas y que dieron en adopción sin su consentimiento.
Cincuenta años más tarde la mujer decide desvelar su historia en un último intento de encontrar a su hijo perdido. Y en ese proceso se encuentra con Martin Sixsmith, un periodista que ha perdido su prestigio y que le ayudará en su búsqueda, con un gran cinismo y mayor empeño.
Sixsmith es interpretado con un alto grado de autoparodia por Steve Coogan, que es además el autor, junto a Jeff Pope, de un guión que funciona como un reloj y que tiene un perfecto equilibrio entre drama, humor, ternura y crítica social.
Con ese guión y unos actores que logran ser complementarios pese a su enorme diferencia, Stephen Frears construye una película que es simplemente redonda, en la que nada sobra ni falta y en la que la honestidad y el saber hacer son los elementos principales.
No busca grandes sorpresas, pero contiene los suficientes giros para que la historia conserve la necesaria tensión; los diálogos dan pie a situaciones tan surrealistas como habituales de la vida y evoluciona a un ritmo que permite ir entendiendo desde la superficie a lo más profundo el drama que vive la mujer.
Una película en apariencia muy sencilla pero mucho más difícil de construir que las grandes producciones en las que el dinero es el verdadero protagonista.
"Philomena" tiene todo lo que necesita el buen cine. Una buena historia, unos protagonistas que saben lo que hacen y que creen en sus personajes y un director que es el perfecto director de orquesta para que todos los elementos encajen, incluida una dulce y severa banda sonora de Alexandre Desplat.
Una película que aspira a cuatro Óscar -mejor película, actriz, dirección de fotografía y guión adaptado.
EFE
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