Una persona es intolerante a la lactosa cuando ingiere leche y presenta ciertas alteraciones digestivas como distención abdominal, cólico abdominal, diarrea, gases y náuseas.
Se sospecha de tener intolerancia a la lactosa, cuando una persona al ingerir leche, presenta ciertas alteraciones digestivas como distención abdominal, cólico abdominal, diarrea, gases y náuseas. Esto se debe a que la persona no puede digerir la lactaoa, se trata del carbohidrato propio de la leche de vaca (la leche humana también la contiene).
En el intestino delgado se secreta una enzima llamada lactasa que digiere la lactosa y que químicamente puede ser absorbida y cumplir su función (facilita la absorción de calcio en el recién nacido y en adelante aporta energía). Si la lactasa no se digiere ocurre un aumento de la osmolaridad del quimo intestinal (nombre que adquiere el bolo alimenticio en el intestino) lo que conduce a los síntomas arriba mencionados.
La intolerancia a la lactosa puede ser congénita, la persona nace sin poder producir lactasa. En estos casos habría que retirar por completo toda la leche incluso derivados de la leche. También puede presentarse a lo largo de la vida, incluso en la ancianidad, ambas formas de intolerancia se les denomina primaria. Existe la forma de intolerancia secundaria, que ocurre a consecuencia de cirugías del intestino, infección bacteriana o viral, enfermedades intestinales como el esprúe tropical (enfermedad que afecta la absorción de nutrientes del intestino)
Las personas con intolerancia a la lactosa (salvo la congénita) pueden tener un umbral de tolerancia, suele ser hasta un vaso de leche que contiene 10 gramos de lactosa en promedio. La leche entera o descremada tiene lactosa, la variedad sin lactosa significa que ha pasado por un proceso donde sólo la lactosa (y a veces parte de la grasa) ya no está presente y se puede consumir sin problemas, es de fácil digestión.
Los yogures o leches fermentadas y los quesos contienen cantidades mínimas de lactosa apta para quienes padecen intolerancia. Otras alternativas distintas a los lácteos son alimentos que contienen nutrientes fuente de la leche como calcio, vitamina D y proteínas.
En ese sentido podrían ser sustitutos por su contenido de proteínas y/o calcio las sardinas, anchoveta, ajonjolí, kiwicha, berros, hojas de col, higos secos, leche de soya, leche de almendras o almendras enteras. En cuanto a la vitamina D la sardina, hígado, huevo, aceites de pescado son fuente de esta vitamina.
Recuerden que la leche de vaca es un alimento altamente nutritivo, sin embargo puede reemplazarse. De acuerdo a las recomendaciones de la OMS, no debe darse a los niños hasta después del año de edad.
Por: Licenciada Sara Abu Sabbah - nutricionista
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Conducción: doctor Juan Carlos Benites, internista, doctor Jorge Abel Salinas, pediatra y Licenciada Sara Abu - Sabbah, nutricionista.
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Producción: Betty Elías Corani
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