Investigadores explican que hemos sido tan limpios, que nuestros cuerpos se han hecho vulnerables a otras enfermedades que no dependen tanto de la higiene.
No cabe duda de que la higiene y el lavado de manos hayan sido clave para mantener una buena salud. Con un acto tan simple como el lavado de manos podemos prevenir muchas infecciones y contagios.
Sin embargo, muchos investigadores que están trabajando en la llamada “hipótesis de la higiene”, explican que hemos sido tan limpios, que nuestros cuerpos se han hecho vulnerables a otras enfermedades que no dependen tanto de la higiene.
Defensores de la “hipótesis de la higiene”:
Según los defensores de la “hipótesis de la higiene”, al reducir drásticamente el número de desafíos que el ambiente ofrece al ser humano el sistema inmunitario tiende a entrenarse menos, provocando que algunas enfermedades sean ahora más graves.
Crecimos con esos microorganismos y ahora los eliminamos:
El agua sin tratar, las heces, el lodo y todos los microorganismos que habitan en ellos han estado con los humanos desde los inicios y, al parecer, existía una relación estrecha entre ambos que, en cierto modo, nos beneficiaba.
El sistema inmunitario de los bebés y niños, al entrar en contacto con la mayoría de organismos de su alrededor, ya conocidos por la especie por ser habituales, comenzaba a entrenar, a ver cómo responder de manera adecuada, para así prepararse para futuras agresiones de otros organismos.
Al no tener ahora esas bacterias que se eliminan con la higiene el sistema inmunitario es más vulnerable a otras infecciones y además puede ser más agresivo a la hora de entrar en funcionamiento.
Los investigadores sugieren que sigamos como estamos ahora, sin reducir la higiene, pero sin exagerar.
Más sobre este estudio, aquí.
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