La película ´2012´, en la que China juega papel crucial para salvar a la humanidad, causó una enorme sensación y ha generado grandes elogios en el país asiático.
La película "2012", en la que China juega un papel crucial para salvar a la humanidad de la mayor catástrofe jamás filmada, ha causado una enorme sensación y generado grandes elogios en el país asiático, poco acostumbrado a asumir el papel de "bueno" en las superproducciones de Hollywood.
El filme de Roland Emmerich se ha convertido en uno de los más taquilleros del año en el país asiático (unos 30 millones de dólares recaudados en los diez primeros días de estreno), y el hecho no es para nada casual: los chinos corren a los cines para verse retratados en Hollywood como "salvadores del mundo".
"Es un cambio notable, antes las películas americanas siempre nos dejaban mal parados. Es un reflejo de la nueva realidad, ahora los chinos producimos muchas cosas para Occidente y somos más fuertes", cuenta a Efe la estudiante de español Xu Xiaoqian, uno de los millones de chinos que se ha deleitado con "2012".
En los cines de todo el país, suenan aplausos y vítores cuando el mapa del país asiático aparece en la pantalla, o cuando un militar estadounidense, señalando unas arcas gigantescas construidas contrarreloj para salvar a la humanidad, asegura que "sólo los chinos son capaces de construir algo así".
El filme marca, según críticos y analistas políticos chinos, un cambio en la óptica de Hollywood -y quizá de Estados Unidos- hacia el país asiático, que ha llegado precisamente en el año en el que China ha recibido elogios en relación con la recuperación económica o con la lucha contra el cambio climático.
"China está volviéndose más aceptable para la sociedad norteamericana, lo que se refleja en más elementos chinos en las producciones de Hollywood", analizaba esta semana el diario "Global Times", una publicación hermana del "Diario del Pueblo".
"Gracias a películas como "Kung Fu Panda" o "2012" la imagen de China es más popular que nunca", señalaba en el mismo artículo el profesor Zhang Yiwu, de la Universidad de Pekín.
La situación contrasta con la de años recientes, cuando los personajes chinos de Hollywood solían ser delincuentes, soldados enemigos y gente "destinada a morir" en el guión, o cuando los escenarios escogidos para retratar China eran lugares pobres y sucios.
Los chinos -un pueblo en general nacionalista que no encaja del todo bien las críticas de fuera- no tienen, por ejemplo, muy buen recuerdo de filmes como "Justicia Roja" (1997), protagonizada por Richard Gere, en la que un estadounidense en China destapa un escándalo de corrupción que implica a altos líderes comunistas.
El filme, prohibido en China, comenzó la conversión de Gere en "persona non grata" en el país, lo que se afianzó después por su amistad personal con el Dalai Lama y su activismo pro independencia del Tíbet.
El tema tibetano, precisamente, también ha dado pie a que Hollywood presentara negativamente a China, como pudo verse en "Kundun" (1997), de Martin Scorsese, en la que se relata la biografía del actual Dalai Lama.
Los espectadores chinos tampoco vieron con buenos ojos que la tercera entrega de "Misión Imposible" (2003) se rodara en callejones pobres de Shanghái, en lugar de en los rascacielos futuristas de la metrópoli.
O que en filmes como "El Mundo de Suzie Wong" (1960), la antes mencionada "Justicia Roja" o la británica "Shanghai Surprise" (1986) los personajes femeninos chinos fueran prostitutas o "mujeres fatales".
La situación aún era más curiosa en los "años dorados" de Hollywood, cuando películas como "Estirpe de Dragón" (1944) sí retrataban de forma más positiva a los chinos... pero los personajes protagonistas eran occidentales maquillados como chinos (Katherine Hepburn, por ejemplo) mientras que actores chinos hacían de "malvados" invasores japoneses.
La película "2012" supone, según críticos y espectadores chinos, un giro de 180 grados en todas esas tendencias, seguramente con fines comerciales, puesto que Hollywood observa ya China como uno de sus principales mercados y quiere llegar a sus pantallas.
De hecho, muchas películas en las que los orientales tienen papeles antagonistas -por pequeños que éstos sean- acaban siendo no autorizadas por las autoridades estatales de China en los cines, donde sólo una veintena de producciones estadounidenses se exhiben al año.
Eso le pasó, por ejemplo, a "Piratas del Caribe III", sólo porque en su inicio aparecían piratas chinos en oscuros tugurios de Singapur.
-EFE
El filme de Roland Emmerich se ha convertido en uno de los más taquilleros del año en el país asiático (unos 30 millones de dólares recaudados en los diez primeros días de estreno), y el hecho no es para nada casual: los chinos corren a los cines para verse retratados en Hollywood como "salvadores del mundo".
"Es un cambio notable, antes las películas americanas siempre nos dejaban mal parados. Es un reflejo de la nueva realidad, ahora los chinos producimos muchas cosas para Occidente y somos más fuertes", cuenta a Efe la estudiante de español Xu Xiaoqian, uno de los millones de chinos que se ha deleitado con "2012".
En los cines de todo el país, suenan aplausos y vítores cuando el mapa del país asiático aparece en la pantalla, o cuando un militar estadounidense, señalando unas arcas gigantescas construidas contrarreloj para salvar a la humanidad, asegura que "sólo los chinos son capaces de construir algo así".
El filme marca, según críticos y analistas políticos chinos, un cambio en la óptica de Hollywood -y quizá de Estados Unidos- hacia el país asiático, que ha llegado precisamente en el año en el que China ha recibido elogios en relación con la recuperación económica o con la lucha contra el cambio climático.
"China está volviéndose más aceptable para la sociedad norteamericana, lo que se refleja en más elementos chinos en las producciones de Hollywood", analizaba esta semana el diario "Global Times", una publicación hermana del "Diario del Pueblo".
"Gracias a películas como "Kung Fu Panda" o "2012" la imagen de China es más popular que nunca", señalaba en el mismo artículo el profesor Zhang Yiwu, de la Universidad de Pekín.
La situación contrasta con la de años recientes, cuando los personajes chinos de Hollywood solían ser delincuentes, soldados enemigos y gente "destinada a morir" en el guión, o cuando los escenarios escogidos para retratar China eran lugares pobres y sucios.
Los chinos -un pueblo en general nacionalista que no encaja del todo bien las críticas de fuera- no tienen, por ejemplo, muy buen recuerdo de filmes como "Justicia Roja" (1997), protagonizada por Richard Gere, en la que un estadounidense en China destapa un escándalo de corrupción que implica a altos líderes comunistas.
El filme, prohibido en China, comenzó la conversión de Gere en "persona non grata" en el país, lo que se afianzó después por su amistad personal con el Dalai Lama y su activismo pro independencia del Tíbet.
El tema tibetano, precisamente, también ha dado pie a que Hollywood presentara negativamente a China, como pudo verse en "Kundun" (1997), de Martin Scorsese, en la que se relata la biografía del actual Dalai Lama.
Los espectadores chinos tampoco vieron con buenos ojos que la tercera entrega de "Misión Imposible" (2003) se rodara en callejones pobres de Shanghái, en lugar de en los rascacielos futuristas de la metrópoli.
O que en filmes como "El Mundo de Suzie Wong" (1960), la antes mencionada "Justicia Roja" o la británica "Shanghai Surprise" (1986) los personajes femeninos chinos fueran prostitutas o "mujeres fatales".
La situación aún era más curiosa en los "años dorados" de Hollywood, cuando películas como "Estirpe de Dragón" (1944) sí retrataban de forma más positiva a los chinos... pero los personajes protagonistas eran occidentales maquillados como chinos (Katherine Hepburn, por ejemplo) mientras que actores chinos hacían de "malvados" invasores japoneses.
La película "2012" supone, según críticos y espectadores chinos, un giro de 180 grados en todas esas tendencias, seguramente con fines comerciales, puesto que Hollywood observa ya China como uno de sus principales mercados y quiere llegar a sus pantallas.
De hecho, muchas películas en las que los orientales tienen papeles antagonistas -por pequeños que éstos sean- acaban siendo no autorizadas por las autoridades estatales de China en los cines, donde sólo una veintena de producciones estadounidenses se exhiben al año.
Eso le pasó, por ejemplo, a "Piratas del Caribe III", sólo porque en su inicio aparecían piratas chinos en oscuros tugurios de Singapur.
-EFE
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