Un director casi desconocido con una película no apta para claustrofóbicos ha conducido al cine israelí a su mayor logro internacional en la Mostra de Venecia.
Un director casi desconocido, Shmuel Maoz, con una película no apta para claustrofóbicos, "Lebanon", ha conducido al modesto cine israelí a su mayor logro en el circuito internacional de festivales de cine, en el que pasito a pasito ha ido subiendo escalones con el transcurrir de los años.
"La victoria en la Mostra de Venecia es el mayor éxito cinematográfico de Israel hasta ahora", coinciden en señalar hoy todos los medios de comunicación israelíes, algunos sin dar crédito aún al sorprendente triunfo de "Lebanon", que se hizo con el máximo galardón del festival, el León de Oro.
Ópera prima de Maoz, un director que hasta ahora se dedicaba a "escenografía" y "producciones de carácter comercial", a decir de la experta israelí Chiquita Levov, el filme narra las experiencias casi autobiográficas como soldado de su director en la guerra del Líbano de 1982.
"Se trata de un filme antibelicista porque, más allá de la política, el mensaje que transmite es de sufrimiento; traslada al espectador una sensación de angustia hasta repudiar (lo que representa la guerra)", explica la también crítica de cine.
Al recoger el premio, Maoz quiso dedicarlo a "las miles de personas en el mundo que vuelven de la guerra, como yo, aparentemente bien. Se casan y tienen hijos, pero en su interior sus almas permanecen vacías".
En declaraciones a la radio pública de su país, también dedicó hoy el galardón "a todos los cineastas israelíes, los directores, actores y actrices de películas que fueron abriendo el camino al cine israelí en los festivales internacionales".
"Este premio es en realidad para todos ellos", subrayó el director, de 47 años.
Producciones israelíes que anteriormente habían alcanzado un cierto reconocimiento internacional fueron "Or", "Tehilim" o "The Band"s visit", pero las que curiosamente más han destacado en los últimos años son las que Levov engloba en lo que ella denomina el "género libanés".
"Se trata de películas que son resultado de aquella guerra del Líbano de 1982 y que han competido por los premios internacionales más importantes, como "Beaufort", "Vals con Bashir" y, ahora, "Lebanon"", explica.
Como en "Vals con Bashir", "Lebanon" también narra una historia personal, la del propio director, quien a sus veinte años se vio dentro de un tanque camino del Líbano para participar en los combates.
Recuerdos personales que, como a su director, marcaron a toda una generación de israelíes que participaron en la guerra que menos consenso cosechó entre la población.
Pero a diferencia de Ari Folman en "Vals con Bashir", Maoz se desvincula de la crítica política para centrarse en los horrores de la contienda y sus consecuencias, en una historia antibelicista que cautivó al jurado porque puede ser la de cualquiera.
"Siempre he creído -explica- que una película antibelicista no política era el único camino para llegar al espectador porque, cuando una película como ésta te intenta convencer con razonamientos, no tiene grandes posibilidades".
Según el director, su película "habla al corazón" desde el interior de un blindado en el que cualquier percepción del exterior se limita al espectro y dimensión de la mirilla.
"La película, sin embargo, no habla tanto de la realidad de la guerra como de la herida espiritual y psicológica que nos dejó, porque en la guerra cualquier soldado cae en una realidad extrema que nada tiene que ver con la vida normal y, después, no hay manera de seguir adelante sin alguna huella", apunta Maoz.
Miedo, angustia y claustrofobia que se encargan de transmitir un magnífico grupo de actores -Michael Moshonov, Yoav Donat, Itay Tiran Oshri Cohen y Zohar Strauss- a los que Levov atribuye gran parte del éxito del filme.
"Es una película excelente, dura y que por las severas restricciones de espacio al filmarla -toda la trama se desarrolla en el interior del blindado- desde un comienzo se convertía en una apuesta", matizó la experta.
Apuesta que los israelíes aún no han podido ver porque las salas comerciales comenzarán su proyección a mediados de octubre, después del período de fiestas del Año Nuevo en Israel, en los que el cine no suele ser prioridad de nadie.
-EFE
"La victoria en la Mostra de Venecia es el mayor éxito cinematográfico de Israel hasta ahora", coinciden en señalar hoy todos los medios de comunicación israelíes, algunos sin dar crédito aún al sorprendente triunfo de "Lebanon", que se hizo con el máximo galardón del festival, el León de Oro.
Ópera prima de Maoz, un director que hasta ahora se dedicaba a "escenografía" y "producciones de carácter comercial", a decir de la experta israelí Chiquita Levov, el filme narra las experiencias casi autobiográficas como soldado de su director en la guerra del Líbano de 1982.
"Se trata de un filme antibelicista porque, más allá de la política, el mensaje que transmite es de sufrimiento; traslada al espectador una sensación de angustia hasta repudiar (lo que representa la guerra)", explica la también crítica de cine.
Al recoger el premio, Maoz quiso dedicarlo a "las miles de personas en el mundo que vuelven de la guerra, como yo, aparentemente bien. Se casan y tienen hijos, pero en su interior sus almas permanecen vacías".
En declaraciones a la radio pública de su país, también dedicó hoy el galardón "a todos los cineastas israelíes, los directores, actores y actrices de películas que fueron abriendo el camino al cine israelí en los festivales internacionales".
"Este premio es en realidad para todos ellos", subrayó el director, de 47 años.
Producciones israelíes que anteriormente habían alcanzado un cierto reconocimiento internacional fueron "Or", "Tehilim" o "The Band"s visit", pero las que curiosamente más han destacado en los últimos años son las que Levov engloba en lo que ella denomina el "género libanés".
"Se trata de películas que son resultado de aquella guerra del Líbano de 1982 y que han competido por los premios internacionales más importantes, como "Beaufort", "Vals con Bashir" y, ahora, "Lebanon"", explica.
Como en "Vals con Bashir", "Lebanon" también narra una historia personal, la del propio director, quien a sus veinte años se vio dentro de un tanque camino del Líbano para participar en los combates.
Recuerdos personales que, como a su director, marcaron a toda una generación de israelíes que participaron en la guerra que menos consenso cosechó entre la población.
Pero a diferencia de Ari Folman en "Vals con Bashir", Maoz se desvincula de la crítica política para centrarse en los horrores de la contienda y sus consecuencias, en una historia antibelicista que cautivó al jurado porque puede ser la de cualquiera.
"Siempre he creído -explica- que una película antibelicista no política era el único camino para llegar al espectador porque, cuando una película como ésta te intenta convencer con razonamientos, no tiene grandes posibilidades".
Según el director, su película "habla al corazón" desde el interior de un blindado en el que cualquier percepción del exterior se limita al espectro y dimensión de la mirilla.
"La película, sin embargo, no habla tanto de la realidad de la guerra como de la herida espiritual y psicológica que nos dejó, porque en la guerra cualquier soldado cae en una realidad extrema que nada tiene que ver con la vida normal y, después, no hay manera de seguir adelante sin alguna huella", apunta Maoz.
Miedo, angustia y claustrofobia que se encargan de transmitir un magnífico grupo de actores -Michael Moshonov, Yoav Donat, Itay Tiran Oshri Cohen y Zohar Strauss- a los que Levov atribuye gran parte del éxito del filme.
"Es una película excelente, dura y que por las severas restricciones de espacio al filmarla -toda la trama se desarrolla en el interior del blindado- desde un comienzo se convertía en una apuesta", matizó la experta.
Apuesta que los israelíes aún no han podido ver porque las salas comerciales comenzarán su proyección a mediados de octubre, después del período de fiestas del Año Nuevo en Israel, en los que el cine no suele ser prioridad de nadie.
-EFE
Comparte esta noticia