Arquitecto Miguel Cruchaga sostuvo que fachada primigenia del recinto tiene ´fuerza expresiva´, la misma que después de maquillada con pintura ´es como un payaso´.
El arquitecto Miguel Cruchaga manifestó que la “fuerza expresiva” de la fachada del Museo de la Nación es resultado de la intención de transmitir el orgullo por la creciente actividad pesquera en el país en los años 70. Sin embargo, si se “maquilla” esta expresión “después es como un payaso”.
En tal sentido, Cruchaga Belaunde, partícipe en la elaboración del diseño de la infraestructura destinada inicialmente para el Ministerio de Pesquería, reiteró sus críticas a la disposición del Ministerio de Cultura para pintar los bloques de concreto que componen la cara del recinto en San Borja, disposición ya suspendida tras la contrariedad de la opinión pública.
“Como tienen encima dentro de pocos días más la reunión del mundo árabe (ASPA) no tienen tiempo de hacer el lavado de todo el edificio. Le van a poner encima el color amarillento cremoso para que el edificio tenga una presencia agradable”, dijo el arquitecto en RPP Noticias, al referirse a la contramarcha del ministerio en mención.
Miguel Cruchaga contó que los 55 mil metros cuadrados del recinto fueron inaugurados hace 36 años.
De Ministerio de Pesquería pasó a funcionar como sede principal del Banco de la Nación, para al fin albergar al Museo de la Nación desde 1988. Acotó que según la visión arquitectónica inicial, hay que dejar tal cual la infraestructura.
De esta manera, propuso que si resulta costoso lavar las paredes con un sistema de pulsión de agua, el Estado puede recurrir al “sand blasting” que son “unas máquinas compresoras que lanzan arenilla a presión”. Precisó que “al frotar la superficie actúa como una lija y deja nuevamente viva la piel del concreto”.
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