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Más de 17.000 jóvenes residen en albergues por abandono familiar

Estos 17.000 niños forman parte de los 12,4 millones de menores en situación de abandono que enumera Unicef en Latinoamérica.

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Más de 17.000 niños y adolescentes peruanos en situación de abandono residen en los albergues denominados Centros de Atención Residencial (CAR) sin que reciban una formación adecuada para afrontar su vida tras cumplir la mayoría de edad, denunció la ONG italiana Amici dei Bambini (Ai.Bi.).

Esta organización expuso en Lima su proyecto "Luz en el camino", que desde hace tres años estableció junto a la Asociación de Residentes y Egresados de los CAR un programa de asesoramiento para aquellos jóvenes que deben abandonar estos centros al cumplir 18 años, sin que tengan claro con quién hospedarse ni a qué dedicarse.

Estos 17.000 niños contabilizados por la Defensoría del Pueblo forman parte de los 12,4 millones de menores en situación de abandono que enumera la Unicef en Latinoamérica, según esta ONG.

La portavoz de Amici dei Bambini en Perú, Rosario Chumpitazi, señaló a Efe que la mayoría de jóvenes a punto de abandonar estos alberguen muestran "un gran temor, inquietud y desolación" tras las encuestas que su entidad ha realizado, y aseguró que "casi nunca se realiza un seguimiento de su vida después de salir del centro".

"No existe una investigación para reinsertarlos en sus familias y mientras están internados se desfavorece el vínculo con ellas porque apenas abandonan el centro para acudir a la escuela y casi no ven a sus familiares porque los horarios de visita coinciden con sus jornadas laborales", apuntó.

Chumpitazi recordó que la mayoría de los niños ingresan tras vivir un ambiente familiar de abuso, de maltrato o de violencia y "el abandono genera una huella imborrable en su recuerdo emocional, así que su desarrollo ya no será nunca el mismo".

"En el albergue satisfacen sus necesidades básicas, pero no tienen un espacio de escucha para esas criaturas que salen del centro sin conocer los nombres de las calles y con serias dificultades de socialización", continuó.

La portavoz del ONG italiana afirmó que estos jóvenes regresan a la sociedad "con temor a la estabilidad, con mucha dificultad para expresarse y para opinar, por lo que concluyó que "son muy vulnerables a cometer actos delictivos o quedarse embarazadas por falta de educación sexual".

Esta situación "hace que se repita el círculo de abandono infantil", ya que el recurso de estas madres jóvenes es dejar en adopción a sus hijos en los mismos centros de donde salieron.

Por ello, el proyecto "Luz en el camino" trabaja con 324 jóvenes para "fortalecer sus capacidades psicológicas y sociales, además de ofrecerles una asesoría vocacional e incluso la posibilidad de ingresar en alguna academia e instituto".

La portavoz de la Asociación de Representantes y Egresados de los CAR, Rosa Quispe, relató su caso cuando a los 10 años quedó internada en uno de estos albergues junto a dos hermanos menores tras perder a su madre.

"Era un lugar frío que generaba desconfianza, pero traté de adaptarme. Al menos tenía a mis hermanos, pero había otros chicos que llegaban solos y muchos de esos compañeros que conozco acabaron en la prisión de Lurigancho por delitos cometidos al salir del centro", explicó.

Quispe comentó que una figura materna en aquella época la habría hecho "más fuerte" a ella y a sus hermanos, "y no tímidos y cohibidos fruto de la inestabilidad emocional que causaba estar allí, sin nadie que nos escuchara y con cambios continuos de tutores y profesores que generaban inestabilidad emocional".

"Al final yo quería sobresalir y estudié computación, pero ahora con la asociación pretendemos hacer ese papel y preparar a los jóvenes uno o dos años antes de que abandonen el albergue", finalizó.

EFE

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