Hasta seis millones de personas participaron en el recorrido de la cruz por las calles de la capital del país más católica de Asia.
Varios millones de devotos filipinos arroparon al Nazareno Negro de Quiapo a su paso hoy por las calles de Manila a pesar de la advertencia gubernamental sobre el riesgo de una eventual acción terrorista durante la multitudinaria procesión.
Según los datos facilitados por la Cruz Roja y las autoridades de la capital, al menos 657 personas resultaron heridas durante el trayecto de seis kilómetros por el centro de la capital filipina.
Entre estas se incluyen 324 personas asistidas por contusiones sufridas a raíz de una estampida ocurrida el inicio de la procesión del Nazareno Negro, una figura traída de México hace cuatro siglos y que el resto del año es expuesto en la iglesia católica de Quiapo.
La avalancha se produjo tras la misa, cuando miles de fieles intentaron aproximarse al carruaje en el que es transportada cada año para regocijo popular y a la que un sector de la población atribuye dones milagrosos.
El resto de los heridos fueron atendidos en ambulatorios y hospitales aquejados de lipotimias debidas al sofoco, cortes y magulladuras en los pies, ya que es habitual que los devotos vayan descalzos.
Más de 15.000 policías y cientos de soldados fueron desplegados en la capital filipina, donde las operadoras de telefonía móvil cortaron la señal, un día después de que el presidente del país, Benigno Aquino, alertara de que había riesgo de que se produjera algún atentado terrorista.
El ministro de Defensa, Voltair Gazmin, atribuyó esa amenaza a grupos radicales musulmanes del sur del país, aunque no identificó la organización.
A pesar de la advertencia del Gobierno, unas tres millones de personas salieron a las calles para acompañar durante las primeras horas al Nazareno Negro, y según estimaciones oficiales, hasta seis millones a lo largo de toda la jornada festiva.
"He venido siempre desde que tengo siete años. Me da un poco de miedo la amenaza terrorista, pero no puedo faltar, tengo que intentar tocarlo y pedirle al Cristo que me ayude a conseguir un trabajo en Dubai", comentó a Efe Ann, una devota de 22 años.
A Rufino, de 40 años, tampoco le desanimó la advertencia del Gobierno porque, según él, confiaba su protección al Cristo.
"El Nazareno nos protegerá de cualquier peligro", afirmó.
Tras su accidentado arranque, la procesión se detuvo varias veces por problemas en las ruedas de la carroza, un contratiempo que haría que para hacer el recorrido de apenas seis kilómetros se tuvieran que emplear más de 16 horas.
Al grito de "Viva Nazareno", los fieles descalzos se abrían paso a empellones para tocar la imagen y buscaban un hueco con el fin de de sujetar unos segundos las cuerdas con las que decenas de cofrades tiran de las andas.
Los más osados, casi todos hombres, trataban de trepar hasta la carroza para tocarla unos instantes, mientras que la gran mayoría se conformó con arrojar paños y pequeñas toallas a los cofrades que acompañan a la talla para que estos se los devolvieran bendecidos.
El Nazareno Negro es una talla de madera que llegó a Manila el 31 de mayo de 1606 con una misión de religiosos agustinos que viajaron desde la ciudad mexicana de Acapulco y que se ha convertido en uno de los referentes religiosos más importantes de la ex colonia española y única nación de mayoría católica de Asia.
Sus fieles atribuyen al Nazareno Negro incontables milagros y cuentan que sobrevivió a los grandes terremotos de 1645 y 1863, a los incendios que carbonizaron la Iglesia de Quiapo en 1791 y 1929 y al bombardeo de Manila durante la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
EFE
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