La comunidad quechua hablante padece el mismo problema. Care Perú advierte que la falta de educación dispara las tasas de violencia contra la mujer.
De cada diez niñas en la Amazonía, nueve no termina el colegio. De cada diez niñas quechua hablantes, siete tampoco lo acaba. La cifra la dio Inés Temple, presidenta ejecutiva de Care Perú, que no deja espacio a dudas: la pobreza y la falta de educación están causando graves problemas en el desarrollo de miles de jóvenes en las zonas más necesitadas del país.
"Estas niñas están condenadas a no tener un futuro, a quedarse en su casa sin educación, sometidas a violencia", dijo la especialista a RPP Noticias. "Entre las mujeres que no tienen educación, hasta un 65% acepta la violencia. Sin embargo, de las mujeres que sí tienen educación, solo un 5% acepta violencia en su vida".
Cifras de la escasez. El Instituto Nacional de Estadística (INEI) asegura que el 21,8% de peruanos viven en pobreza. En áreas rurales, el 45,2% es pobre, en comparación al 14,5% en las zonas urbanas. No todos los indicadores son negativos. En los últimos cinco años, 2 millones 285 mil personas dejaron la pobreza. La cifra es alentadora, pero aún insuficiente. Según Care Perú, en el país existen al menos 700,000 niñas y adolescentes que son pobres y no tienen oportunidades de desarrollo.
La ausencia y deserción escolar, en regiones con Huancavelica o Loreto, se debe a distintos factores. "La extrema pobreza es uno. Las familias prefieren mandar a hermanos hombres que a mujeres al colegio", dice Temple. "También la distancia de los colegios es un problema. A veces no hay colegios en zonas rurales".
"Además, las madres que no han recibido educación no siempre valoran la importancia que esta puede tener para sus hijas. Esto genera que el círculo de pobreza se extienda generación tras generación. Entre las mujeres (jóvenes) sin educación, la tasa de maternidad adolescente es cuatro veces mayor que aquellas que están en el colegio. Es un problema vital que los peruanos tenemos que conocer y enfrentar".
Un nueva generación. Desde hace 45 años, Care trabaja en el Perú y apoya emprendimientos que buscan erradicar la pobreza. Actualmente está planteando un programa piloto para facilitar que niñas de bajos recursos continúen sus estudios y hacerles un seguimiento exhaustivo para evitar la deserción escolar. En la primera etapa contempla trabajar con 4500 chicas y luego replicar la experiencia con otras 95,000.
"El reto es promover que las niñas que hoy no tienen oportunidades puedan acceder a un mínimo de dignidad y terminar el colegio". Para Temple, este es el camino para lograr que en una generación las mujeres tenga las mismas oportunidades que los hombres. El desarrollo personal de todas ellas será la base de las sociedades del futuro.
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