Se trata de la primera visita de los monarcas Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda desde que llegaron al trono, en abril de 2013.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, recibió ayer en la Casa Blanca a los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, con quienes destacó la importancia de la alianza bilateral y repasó varios asuntos como la situación en Ucrania y la lucha contra el Estado Islámico (EI).
La pareja real se encuentra de viaje en EE.UU., en su primera visita oficial a este país desde su llegada al trono en abril de 2013.
"Holanda ha sido siempre uno de nuestros mayores aliados", destacó Obama ante los periodistas tras la reunión, celebrada en el Despacho Oval.
El presidente detalló que tuvo la oportunidad de hablar con los reyes de asuntos como la situación en Ucrania, el combate al ébola, la lucha contra el EI y los progresos desde la cumbre de seguridad nuclear celebrada en La Haya (Holanda) el año pasado.
Además, Obama expresó a los monarcas su "compromiso" con apoyar a Holanda en la investigación del presunto derribo, en julio pasado, del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, que se trasladaba desde Amsterdam a Kuala Lumpur.
Ese avión, cuyos pasajeros eran en su mayoría holandeses, fue supuestamente derribado por un misil tierra-aire en la región de Donetsk, en el este de Ucrania y controlada por los separatistas prorrusos, que han negado ser responsables del siniestro.
Por su parte, el rey Guillermo ofreció sus condolencias a los ciudadanos de Texas y Oklahoma afectados por las inundaciones en esos estados, al igual que al vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, cuyo hijo mayor, Beau, murió este fin de semana a los 46 años a causa de un tumor cerebral.
El monarca dijo también que EE.UU. y Holanda están unidos, "hombro con hombro", en la lucha contra los yihadistas del EI.
La reina Máxima, con un vestido en blanco y negro y un pequeño sombrero negro, estuvo sentada a la izquierda de su marido y no hizo declaraciones.
Antes de su encuentro con Obama, los reyes visitaron a primera hora de la mañana el cementerio de Arlington, a las afueras de Washington, para depositar una ofrenda floral en la tumba al soldado desconocido.
EFE
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