El modisto viajó en el tiempo en una pasarela en cuya retaguardia yacía un decorado en tonos cálidos que proyectaba la sombra de las modelos antes de desfilar.
El "patchwork" y el cuero fueron los protagonistas de las colecciones de prêt-à-porter otoño-invierno de un indisciplinado Jean Paul Gaultier y de un geométrico Loewe, presentadas en la Semana de la Moda de París.
A pocas manzanas del Arco del Triunfo, en la avenida Wagram, Gaultier tuvo reminiscencias hippies, con largas faldas vaporosas, ensueños futuristas, con trajes en color plata o cobre, impulsos del lejano oeste, con flecos de cuero, y recuerdos "ochenteros", con jerséis con mangas de murciélago que dejaban un hombro al descubierto.
El cuero y la piel se expusieron en versión horizontal -ya sea en forma de estola, entre el hombro y el codo, en minifalda o en corsé-, en caótico "patchwork" en faldas y abrigos, así como en chaquetas entalladas y con tachuelas.
El contraste entre los materiales rígidos y los fluidos abrió el desfile, con las faldas largas plisadas con vuelo como protagonistas, para dar el testigo a abrigos voluminosos que cubrían casi toda la pierna.
La firma española Loewe cerró esta quinta jornada de la Semana de la Moda de París con un desfile en la Galería de Mineralogía, en un Jardín de las Plantas dormido entre las luces de las antorchas de la entrada.
"(La inspiración) es siempre una combinación de mi experiencia, las cosas que me gustan y, por supuesto, la herencia de la marca, que está muy unida a España", aseguró a Efe Stuart Vevers, director creativo de la casa.
EFE
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