El benjamín de los reyes de Bélgica ha sido catalogado como el miembro real más conflictivo por sus continuos escándalos. Recientemente se ha negado a renunciar a la dotación que recibe de las arcas públicas.
El príncipe Laurent, el benjamín de los reyes de Bélgica, ha acabado por provocar el enfado del propio monarca al anunciar que no piensa renunciar al estipendio que recibe de las arcas públicas si se decide recortarlas por el malestar que han provocado sus últimos viajes y actividades privadas.
"Lo que se lee en la prensa de que el Rey está enfadado corresponde a la realidad", confirmaron fuentes del Palacio Real ante la insistencia de los medios por conocer la opinión de Alberto II de Bélgica sobre el viaje que realizó su hijo menor en marzo a la República Democrática del Congo (RDC), y que fue desaconsejado por el Gobierno.
Un desplazamiento a la antigua colonia belga que ha alimentado su perfil como el miembro de la familia real más conflictivo.
A pesar de que las autoridades del país habían recomendado no visitar la RDC ante la proximidad de elecciones presidenciales, Laurent se reunió con el presidente Joseph Kabila, quien además financió las noches de hotel del príncipe y su delegación, y su viaje entre París y Kinshasa.
La prensa local también publicó la semana pasada que Laurent hizo entre 2008 y 2010 varios desplazamientos a Libia, donde se reunió con uno de los hijos de Muamar el Gadafi, en el marco de las actividades de la fundación privada "Grect", que él mismo fundó en 2006 y que pretende apoyar proyectos en favor de las energías renovables y la preservación del medio ambiente.
Sin embargo, el diario francófono "Le Soir" publica hoy una información que supone un nuevo varapalo para el príncipe, y es que dicha fundación sólo ha realizado una operación desde su nacimiento: la compra y renovación del edificio donde ha fijado su sede social, en pleno barrio europeo de Bruselas.
Según este periódico, el alquiler que paga el "verdadero" inquilino del inmueble, el "lobby" europeo de energías renovables EREC, constituye "los únicos ingresos financieros" de la fundación, que a su vez sirven para pagar el préstamo hipotecario que ha permitido la compra y renovación del edificio.
Así pues, a pesar de que la fundación se financia con recursos privados y no públicos, la prensa belga cuestiona que estados africanos "estén dispuestos a desembolsar decenas de miles de euros para recibir al príncipe y sus expertos".
Los últimos viajes privados de Laurent, de 47 años, se han sumado a la lista de escándalos que acumula, desde su implicación indirecta en un caso sobre el desvío de fondos de la Marina belga, hasta la retirada hace unos meses de su permiso de conducir por su reincidencia en infracciones por exceso de velocidad por las calles de Bruselas.
Ante el comportamiento del príncipe, que parece desoír los consejos del Ejecutivo del país -el primer ministro en funciones, Yves Leterme, aseguró que había "ignorado sus obligaciones" al viajar a la RDC- y de la propia Casa Real, los partidos políticos y los medios de comunicación están planteando la necesidad de crear un código deontológico para los miembros de la familia real.
Incluso partidos como los nacionalistas flamencos han aprovechado esta nueva polémica para pedir la revisión del presupuesto anual que se destina a cada miembro de la familia real belga.
La dotación para la Casa Real para este año, aprobada por el Parlamento asciende a 10,67 millones de euros para el rey Alberto II, 936.000 para el príncipe heredero (Felipe) y 300.000 para cada uno de los príncipes, Astrid y Laurent.
Dadas las críticas, el abogado y portavoz de Laurent, Pierre Legros, afirma en una entrevista que publica esta semana la revista flamenca "Humo" que el príncipe está contemplando devolver su dotación.
Asimismo, también sugiere que detrás de toda la polémica entorno a Laurent está el jefe de gabinete del propio Rey, Jacques van Ypersele de Strihou, quien mantendría una relación difícil con el príncipe y lo tendría "en el punto de mira" desde hace varios años.
No obstante, Laurent ya se ha apresurado a desmentir a su portavoz, y hoy ha negado en los diarios flamencos "De Standaard" y "Het Nieuwsblad" que vaya a reembolsar su estipendio.
"Nunca he dicho eso. Ni siquiera pienso en devolver mi dotación. ¡Vamos! Saben cómo funciona esto. Los periodistas escriben cualquier cosa. No tengo que explicar cómo trabajan los periodistas, ¿no?", dijo.
Laurent continua protagonizando escándalos en un momento difícil para el país, que sigue sin formar un nuevo Gobierno desde las elecciones de junio del año pasado por las disputas entre partidos flamencos y francófonos sobre un nuevo modelo de Estado aceptable para las dos comunidades. EFE
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