El cadáver del príncipe heredero de Arabia Saudí fue trasladado al cementerio de Al Adl (la Justicia), donde fue enterrado, según había dejado escrito en su propio testamento.
Arabia Saudí despidió hoy al príncipe heredero y ministro del Interior, Nayef bin Abdelaziz, con un solemne funeral en la Gran Mezquita de la ciudad santa de La Meca, al que asistieron la familia real y mandatarios internacionales.
Después de la oración musulmana del atardecer, el cadáver de Nayef fue envuelto en el "Mushalah", túnica tradicional de la monarquía saudí, y sus hijos y nietos lo llevaron a hombros en medio de los rezos que encabezó el imán de La Meca, Saud al Sharim.
El cadáver de Nayef fue trasladado después al cementerio de Al Adl (la Justicia), a 1.500 metros de la Gran Mezquita de La Meca, donde fue enterrado, según había dejado escrito en su propio testamento.
Abdelaziz falleció ayer a los 78 años a causa de una enfermedad no concretada por las autoridades, en la ciudad suiza de Ginebra, informaron los medios saudíes.
Según la tradición, el sepulcro del príncipe Nayef no debe poder ser distinguido del resto, porque está estipulado que tiene que ser muy modesto.
Tras ser enterrado, los participantes se dirigieron hacia el Palacio Real en la ciudad de Yeda, a 70 kilómetros de La Meca, para recibir al resto de los líderes políticos que no pudieron acudir al funeral.
Solo está permitido entrar en La Meca a los musulmanes, por lo que únicamente los altos cargos de los países árabes consiguieron estar presentes en el funeral.
Entre los dirigentes políticos del mundo árabe asistentes a las exequias se encontraba el mariscal Husein Tantaui, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, pese a que hoy se celebra la última jornada de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales egipcias.
Además, acudieron el emir kuwaití, Sabah al Ahmed, el emir de Catar, Hamad Bin Jalifa al Zani, el primer ministro libanés, Nayib Mikati, y el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi.
Otros mandatarios presentes fueron los presidentes de países africanos como Chad, Idriss Debi, y Somalia, Sherif Sheij Ahmed, o los primeros ministros de Pakistán, Yusuf Reza Gilani, y el jordano, Fayez Tarauneh.
El rey Juan Carlos de España viajará mañana a Yeda, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, para expresar sus condolencias a la familia real saudí.
El monarca español envió ayer un telegrama de condolencia al rey Abdalá, y otro, firmado por él y doña Sofía, al hijo del príncipe fallecido.
La muerte de Nayef ha dejado abierta la línea de sucesión al trono y expertos y analistas en el reino saudí sitúan al actual ministro de Defensa, el príncipe Salman, como favorito para convertirse en nuevo príncipe heredero.
Nacido en 1935, el príncipe Salman pertenece al tronco más ilustre de la familia del fundador del reino, Abdelaziz al Saud (1880-1953), conocido como los "Siete Sediriyin", compuesto por los siete hijos que tuvo con una mujer de la familia Al Sediri.
El rey Abdalá tendrá que presentar a un candidato ante la llamada comisión del "Baiya" (fidelidad), formada por miembros de la familia real, aunque no está obligado a acatar sus decisiones.
El rey Abdalá creó en 2007 el sistema del "Baiya", cuyos dictámenes sí serán vinculantes para los futuros monarcas.
El "Baiya" está compuesto por 35 descendientes del fundador de Arabia Saudí y fue creado con el objetivo de asegurar el traspaso del poder dentro de la familia Al Saud.
La Ley Básica saudí, adoptada en 1992, declara que los reyes de ese país, fundado en 1933, deben ser descendientes de Abdelaziz al Saud, y que las normas fundamentales -en un Estado sin Constitución- se basan en la "sharía" (ley islámica).
EFE
Comparte esta noticia