Poroshenko pidió respaldo a su plan de paz para el conflicto en el este de su país, que incluye el desarme de los separatistas pro-rusos. Mientras que Putin aseguró que el conflicto ucraniano no se puede resolver por la fuerza, en alusión a la ofensiva de las fuerzas ucranianas contra los bastiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Ucrania, Petró Poroshenko, se reunieron este martes por primera vez sin mediadores tras la cumbre de Minsk, en la que ambos mandatarios propusieron diferentes vías para la paz en el este ucraniano.
Desde el estallido de la sublevación militar de las milicias prorrusas en Ucrania, ambos mandatarios únicamente se habían reunido en una sola ocasión: a principios de junio durante los festejos por el 70 aniversario del Desembarco de Normandía.
Este martes, antes del inicio de la cumbre, se estrecharon la mano en presencia de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y los presidentes de Bielorrusia y Kazajistán.
El Kremlin aseguró que Rusia estaba interesada en que durante la reunión bilateral se abordara, entre otros asuntos, la crisis humanitaria en la zona de conflicto.
Durante sus intervenciones en las consultas multilaterales, Putin y Poroshenko discreparon a la hora de proponer un arreglo al conflicto ucraniano, que Kiev considera que ha sido instigado por el Kremlin.
Putin aseguró que el conflicto ucraniano no tiene una solución militar, en referencia a la actual ofensiva ucraniana contra los bastiones separatistas en las regiones de Donetsk y Lugansk, y llamó a Kiev al diálogo con el este prorruso.
Por su parte, Poroshenko pidió el apoyo a su plan de paz que exige que los rebeldes depongan las armas y llamó a la comunidad internacional a garantizar el control sobre la frontera rusa, paso de entrada de armamento y mercenarios rusos, según Kiev.
"En esta reunión en Minsk se decide el destino del mundo y de Europa. Así lo veo yo", afirmó Poroshenko.
EFE
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