El nombre y la imagen de Edgar irrumpió en los medios cuando el ministerio de Salud confirmó que sí padeció la gripe porcina, junto con un virus de parainfluenza.
La noche ha caído, un viento helado arrastra el polvo de todos lados y Edgar Hernández, un niño mexicano de cinco años que acaparó la atención del mundo al ser confirmado como caso de gripe porcina, juega ya recuperado por las calles de La Gloria, en Veracruz (este).
"¡Yo soy Edgar Enrique Hernández, yo soy!", grita el niño mientras se dirige con su mamá a una reunión en el centro de La Gloria, un poblado a unos 280 km de la ciudad de México, perdido en el mapa de Veracruz, con 3.000 habitantes rodeados de pobreza y complicados caminos de tierra.
"A este niño cómo lo han buscado, quieren saber cómo está", dice con una sonrisa María del Carmen Hernández, la madre de Edgar, una mujer de 34 años, menuda y de aspecto aniñado y que estos día ha atendido a periodistas de todo el mundo.
El nombre y la imagen de Edgar irrumpió en los medios cuando el ministerio de Salud mexicano confirmó que sí padeció la gripe porcina, junto con un virus de parainfluenza, causante de padecimientos en las vías respiratorias, según estudios realizados en el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
México enfrenta una epidemia de gripe porcina que ha dejado 159 muertes probables, principalmente en la capital y el estado de México, mientras que en Veracruz Edgar sigue siendo el único caso confirmado, si bien se habla de cientos de contagios que las autoridades han desmentido.
Perote, municipio donde se encuentra La Gloria, empezó a ser visto como el posible punto de partida de la gripe porcina, pero las autoridades mexicanas han asegurado que el primer caso del contagio fue una mujer de 39 años de Oaxaca (sureste) y que murió víctima del mal.
"Se enfermaron primero sus amiguitos de la escuela, luego él, vecinos, conocidos, de todas las edades. En casa, no nos contagiamos, sólo el chiquito, Jonathan, tuvo una gripita de dos días", explica María Elena sobre los numerosos enfermos de vías respiratorias que, dice, hay en el poblado.
Edgar tose, su madre lo abraza para protegerlo del viento y le sube la gorra del equipo deportivo que viste para arroparlo, pero al niño poco le importa el frío, apresura a gritos de "¡ya vámonos, ya van a empezar!" para acudir a un sencillo acto en el que se entregó una ambulancia a la comunidad, la primera en La Gloria.
Antes de irse apresurada, María del Carmen pide "que cierren esa granja de cerdos, es un nido de enfermedades", en referencia a las instalaciones, a 8,5 km de distancia, de la firma estadounidense especializada en la cría de porcinos Carroll.
La hostilidad de habitantes de La Gloria hacia la granja Carroll es de años atrás e incluye episodios de denuncias penales cuando unos pobladores presuntamente detuvieron a un camión de carga de la granja y cerraron una carretera.
Granjas Carroll es señalada por algunos como el foco de la infección, si bien autoridades mexicanas y la Organización Mundial de la Salud han descartado que el contagio en México haya sido por contacto con animales porque el virus es de una cepa euroasiática.
"Ninguno de nuestros cerdos está enfermo, ninguno de nuestros empleados está enfermo.
Esto es una desafortunada coincidencia", aseguró a la AFP Víctor Manuel Ochoa, director general de granjas Carroll en sus oficinas de Perote.
Ochoa recibe con agrado la noticia de que una delegación de la FAO llega este miércoles a México para auxiliar en esta emergencia y pide que las granjas Carroll, 16 en el país y que manejan 500.000 animales, sean revisadas para que existan "más elementos" para tranquilizar al consumidor porque el negocio ya
resiente los efectos de la epidemia.
A cinco días de que se declarara el alerta por la gripe porcina, Ochoa da cuenta de una caída de 30% en las ventas de sus animales "porque la gente no quiere comer cerdo, tiene miedo, creen que se van a enfermar".
La cría de cerdos es una de las principales actividades económicas de esta región, donde numerosos habitantes trabajan en las granjas y reconocen que si las cierran, también los afectarían.
"Mi primo trabaja en las granja, es chofer, si la cierran no sé qué haría.
Además, él me ha platicado que como los cerdos son gringos, están mejor cuidados y alimentados que nosotros", dice con tono jocoso Juan Luna, habitante de un pueblo cercano que llegó hasta La Gloria para conocer el caso del niño enfermo de gripe porcina. AFP
"¡Yo soy Edgar Enrique Hernández, yo soy!", grita el niño mientras se dirige con su mamá a una reunión en el centro de La Gloria, un poblado a unos 280 km de la ciudad de México, perdido en el mapa de Veracruz, con 3.000 habitantes rodeados de pobreza y complicados caminos de tierra.
"A este niño cómo lo han buscado, quieren saber cómo está", dice con una sonrisa María del Carmen Hernández, la madre de Edgar, una mujer de 34 años, menuda y de aspecto aniñado y que estos día ha atendido a periodistas de todo el mundo.
El nombre y la imagen de Edgar irrumpió en los medios cuando el ministerio de Salud mexicano confirmó que sí padeció la gripe porcina, junto con un virus de parainfluenza, causante de padecimientos en las vías respiratorias, según estudios realizados en el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
México enfrenta una epidemia de gripe porcina que ha dejado 159 muertes probables, principalmente en la capital y el estado de México, mientras que en Veracruz Edgar sigue siendo el único caso confirmado, si bien se habla de cientos de contagios que las autoridades han desmentido.
Perote, municipio donde se encuentra La Gloria, empezó a ser visto como el posible punto de partida de la gripe porcina, pero las autoridades mexicanas han asegurado que el primer caso del contagio fue una mujer de 39 años de Oaxaca (sureste) y que murió víctima del mal.
"Se enfermaron primero sus amiguitos de la escuela, luego él, vecinos, conocidos, de todas las edades. En casa, no nos contagiamos, sólo el chiquito, Jonathan, tuvo una gripita de dos días", explica María Elena sobre los numerosos enfermos de vías respiratorias que, dice, hay en el poblado.
Edgar tose, su madre lo abraza para protegerlo del viento y le sube la gorra del equipo deportivo que viste para arroparlo, pero al niño poco le importa el frío, apresura a gritos de "¡ya vámonos, ya van a empezar!" para acudir a un sencillo acto en el que se entregó una ambulancia a la comunidad, la primera en La Gloria.
Antes de irse apresurada, María del Carmen pide "que cierren esa granja de cerdos, es un nido de enfermedades", en referencia a las instalaciones, a 8,5 km de distancia, de la firma estadounidense especializada en la cría de porcinos Carroll.
La hostilidad de habitantes de La Gloria hacia la granja Carroll es de años atrás e incluye episodios de denuncias penales cuando unos pobladores presuntamente detuvieron a un camión de carga de la granja y cerraron una carretera.
Granjas Carroll es señalada por algunos como el foco de la infección, si bien autoridades mexicanas y la Organización Mundial de la Salud han descartado que el contagio en México haya sido por contacto con animales porque el virus es de una cepa euroasiática.
"Ninguno de nuestros cerdos está enfermo, ninguno de nuestros empleados está enfermo.
Esto es una desafortunada coincidencia", aseguró a la AFP Víctor Manuel Ochoa, director general de granjas Carroll en sus oficinas de Perote.
Ochoa recibe con agrado la noticia de que una delegación de la FAO llega este miércoles a México para auxiliar en esta emergencia y pide que las granjas Carroll, 16 en el país y que manejan 500.000 animales, sean revisadas para que existan "más elementos" para tranquilizar al consumidor porque el negocio ya
resiente los efectos de la epidemia.
A cinco días de que se declarara el alerta por la gripe porcina, Ochoa da cuenta de una caída de 30% en las ventas de sus animales "porque la gente no quiere comer cerdo, tiene miedo, creen que se van a enfermar".
La cría de cerdos es una de las principales actividades económicas de esta región, donde numerosos habitantes trabajan en las granjas y reconocen que si las cierran, también los afectarían.
"Mi primo trabaja en las granja, es chofer, si la cierran no sé qué haría.
Además, él me ha platicado que como los cerdos son gringos, están mejor cuidados y alimentados que nosotros", dice con tono jocoso Juan Luna, habitante de un pueblo cercano que llegó hasta La Gloria para conocer el caso del niño enfermo de gripe porcina. AFP
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