La denominada "Hinkley Point C" será la primera planta nuclear que se erige en este país desde "Sizewell B", cuya construcción comenzó en 1988.
El Reino Unido dio hoy luz verde a la construcción de la primera de una serie de plantas nucleares de última generación con la que se prevé generar electricidad para abastecer a hasta cinco millones de hogares del país.
La denominada "Hinkley Point C" será la primera planta nuclear que se erige en este país desde "Sizewell B", cuya construcción comenzó en 1988 e inició sus operaciones siete años después en Suffolk (este de Inglaterra).
Según anunció hoy el ministro británico de Energía, Ed Davey, el desarrollo del proyecto, valorado en más de 16.000 millones de euros, correrá a cargo de la firma energética francesa EDF, que comenzará próximamente la construcción en Somerset (suroeste de Inglaterra).
A pesar de que la iniciativa cuenta con la oposición de los grupos medioambientales, Davey aseguró hoy ante el Parlamento de Londres que la construcción de una nueva flota de reactores nucleares es "de importancia nacional clave" para un país que trata de reducir su dependencia del carbón.
Se estima que el proyecto creará entre 20.000 y 25.000 puestos de trabajo durante la construcción de un complejo que contará con dos reactores, mientras la planta necesitará casi mil operarios permanentes tras su apertura, para la que aún no hay una fecha concreta.
El Gobierno británico y EDF todavía mantienen negociaciones respecto al precio al que la compañía francesa ofrecerá la energía de la nueva planta, unas conversaciones que se espera que concluyan próximamente, señaló Davey.
El ministro explicó que el proyecto "se suma a una serie de nuevas iniciativas energéticas" prevista desde mayo de 2010, que incluyen "parques eólicos y de biomasa y centrales eléctricas alimentadas con gas".
En estas mismas instalaciones de Somerset, la planta "Hinkley A" está en proceso de desmantelamiento desde su cierre en 1999, mientras que "Hinkley B", que comenzó a generar energía en 1976, tiene previsto cesar su actividad en 2023.
Para los grupos ecologistas, el Gobierno se verá obligado a aceptar un incremento de los precios de la electricidad si quiere que EDF construya la planta y la cuestión de los vertidos nucleares seguirá siendo una de las mayores preocupaciones.
En opinión de Greenpeace, "toda una generación de consumidores" se verá "atada a facturas energéticas más altas", al tiempo que la nueva planta "desplazará a otras tecnologías más nuevas, baratas y limpias".
"Ahora que las compañías dicen que el precio de la energía eólica caerá tanto que se igualará con el de la nuclear para 2020, no hay justificación alguna para que "Hinkley C" siga adelante", declaró a la cadena BBC el director ejecutivo de Greenpeace, John Sauven.
EFE
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