Las elecciones del 7 de mayo en Reino Unido marca una verdadera pelea entre David Cameron y Ed Miliban. Ambos tienen 33% de intención de voto.
Las elecciones del 7 de mayo marcarán un punto de inflexión en el Reino Unido, pues no solo amenazan, como ya ocurrió en 2010, la hegemonía de los dos grandes partidos, conservadores y laboristas, sino que pueden arrojar alianzas inéditas, con los eurófobos del UKIP o los independentistas del SNP escocés.
Según los sondeos, el Partido Conservador del primer ministro, David Cameron, y el Partido Laborista de Ed Miliband van igualados con alrededor del 33 % del voto, a menudo con ligera ventaja para los segundos, que sin embargo tienen el líder menos popular.
Al mismo tiempo, el populista Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) de Nigel Farage, mayoritario en el Parlamento Europeo pero con solo dos escaños en la Cámara de los Comunes, va en ascenso, con un 13 % del sufragio, frente al 7 % de los Verdes y un decepcionante 8 % para los liberaldemócratas, tercera fuerza del país y socios minoritarios en el Gobierno de coalición.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon arrasa en Escocia, única región donde se presenta, con un 49 % del voto, lo que podría comportarle hasta 50 de 59 escaños que tiene la autonomía (de 650 en el Parlamento británico).
"Son unos comicios muy inusuales. Por el excepcional avance de los partidos pequeños, de antemano sabemos que ni conservadores ni laboristas sacarán mayoría absoluta, por lo que tendrán que formar coaliciones o gobernar en minoría con pactos", declara a Efe Tony Travers, experto en elecciones de la London School of Economics (LSE).
El sistema electoral británico, de tipo mayoritario uninominal -gana en cada circunscripción el candidato con más votos y a nivel nacional el partido con más escaños-, ha favorecido durante décadas el bipartidismo, en detrimento de las formaciones minoritarias, que apenas han estado representadas.
EFE
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