La cifra es ligeramente menor a la registrada en 2016. En el 89% de casos, los jóvenes fugaron de sus casas.
El 14 de setiembre, Joaquín Ampuero (12 años) desapareció después de salir de su casa en La Perla, Callao. A la misma hora y en el mismo distrito, Adamaris Calderon (14 años) salió de su hogar. Ambos mantenían una relación sentimental y se fugaron juntos.
Luego de cinco días de búsqueda, los adolescentes llamaron a sus familiares desde un centro comercial para decirles que se encontraban bien. Ese mismo día, regresaron a casa. No siempre las familias tienen tanta suerte.
Perú es uno de los países con mayor número de casos de personas desaparecidas en Latinoamérica, después de México y Colombia. En lo que va de 2017, de 460 casos denunciados a la Policía Nacional, 193 son de menores de edad. De estos últimos, 173 ya fueron resueltos. La mayoría de veces, la causa es una fuga, como ocurrió con Joaquín y Adamaris.
En las regiones de la selva se registran el mayor número de casos de adolescentes desaparecidos, según la Dirección de Trata de Personas y Tráfico Ilegal de Inmigrantes de la Policía Nacional.
"La mayor incidencia está en las región de Madre de Dios, luego siguen Loreto y Ucayali. En esas zonas la edad para formar familias es bien precoz. Por esos dejan sus casas”, declaró el comandante PNP Antonio Samuel Contreras Islas. "Además, los adolescentes son los más vulnerables y pueden caer fácilmente en las redes de trata de personas"
La Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) asegura que de los casos de adolescentes desaparecidos reportados en el 2016, el 44% fugaron de sus casas por ser víctimas de violencia psicológica y física, el 37% por tener problemas personales con sus familias, 13% por razones psicológicas, como ideas suicidas, impulsos agresivos, drogas o depresión; y el 6% fueron secuestrados. El 59% de casos son de mujeres.
“Los adolescentes no solo fugan del hogar por violencia familiar, las desapariciones también están relacionadas por noviazgos no consentidos y castigos por bajo rendimiento escolar. En estos últimos años se ha registrado casos de jovenes que desaparecen por adicciones a juegos virtuales”, menciona German Guajardo Méndez, director general de la Fundación ANAR.
Relación familiar. Según la psicóloga y psicoterapeuta Janet Oliveros, los padres sobreprotectores empujan a los adolescentes a tomar actitudes rebeldes. Por el contrario, la comunicación y una relación abierta ayuda a reforzar la autoestima de los hijos y evita que se expongan innecesariamente a situaciones peligrosas.
“Es importante estar pendiente de las necesidades básicas y emocionales de los hijos. Tenemos que brindarles ese espacio para poder escucharlos y no criticarlos. Los adolescentes se encuentran en una etapa en la que no necesariamente quieren estar con los padres sino, quiere compartir más tiempo y momentos con sus amigos", indica Oliveros Domínguez, quien además recomienda que para tener una relación familiar saludable se respeten los límites y espacios de cada uno.
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