Tras fallar los intentos para reflotarlas al mar, se decidió sacrificar a 33 ballenas piloto de las 99 varadas en la playa en la Isla Sur, Nueva Zelanda.
Las últimas 33 de las 99 ballenas piloto varadas en Nueva Zelanda fueron sacrificadas tras fracasar los intentos para reflotarlas hacia a alta mar desde una remota playa en la Isla Sur.
Sólo han sobrevivido 17 cetáceos del grupo, que encalló el pasado lunes en la bahía de Golden, al norte de la Isla Sur, mientras que otros 49 murieron debido a las malas condiciones en que se encontraban.
El portavoz del Ministerio de Conservación neozelandés, Nigel Mountford, afirmó que tuvieron que disparar a las ballenas piloto, que ayer parecía que volvían a alta mar pero cambiaron el rumbo y volvieron a encallar.
"Han pasado ya cinco ciclos de mareas y han sido reflotadas dos veces, no muestran inclinación a salir de aquí nadando", indicó Mountford.
Se trata de la tercera vez que un grupo de ballenas queda varado este verano austral en Nueva Zelanda y las autoridades están preocupadas por el aumento de este tipo de incidentes.
Lo habitual en el pasado era que estos casos sucediesen una o, a lo más, dos veces cada verano, pero en la última década el número ha subido a tres.
Las aguas de Nueva Zelanda forman parte de la ruta que hacen las ballenas que se dirigen o proceden de la Antártida, y en septiembre inician el viaje de retorno hacia aguas más frías.
La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un cetáceo de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar seis o siete metros de longitud. EFE
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