Diplomático Arturo Castellanos expidió entre 1942 y 1944 salvoconductos que certificaban nacionalidad salvadoreña a miles de judíos húngaros que huían de los campos de concentración alemanes.
La hazaña de Oskar Schindler es mundialmente conocida. El empresario alemán salvó a unos 1.200 judíos durante la época del Holocausto a costa de su propia fortuna. Sin embargo, la suya no es la única historia de altruismo que surgió frente a las inhumanas prácticas del nazismo.
Se estima que al diplomático de El Salvador, Arturo Castellanos, le deben la vida 40.000 judíos húngaros, a los que expidió salvoconductos que certificaban la nacionalidad salvadoreña.
José Arturo Castellanos Contreras a lo largo de su vida diplomática se desempeñó como cónsul en Liverpool, Hamburgo y Ginebra. En esta última ciudad, se hizo amigo del empresario húngaro Gyorgy Mandl, a quien protegió de la amenaza nazi nombrándolo secretario del consulado.
A partir de entonces, Castellanos se propuso salvar entre 1942 y 1944, a cuántos judíos pudiera antes que acaben en los campos de concentración de los alemanes.
La historia del diplomático salvadoreño, muerto hace 34 años sumido en la pobreza, permaneció en el anónimato hasta que en el año 1999 se encontraron los llamados “papeles de las libertad”. Por sus actos, se le concedió el título de "Justo entre las Naciones" en 2010.
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