Un hombre que logró huir dijo que los combatientes del Estado Islámico, después de degollar a sus víctimas, les cortaron la cabeza.
El yihadista Estado Islámico (EI) ha degollado a nueve miembros de brigadas islamistas rivales en Alepo (norte) y ha lapidado a uno de sus combatientes tunecinos por haber violado a una mujer desplazada en la ciudad de Deir al Zur (este).
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) explicó hoy en un comunicado que un hombre que logró huir de la localidad de Ajtarin, ocupada por los yihadistas, les informó de que los combatientes del EI, después de degollar a sus víctimas, les cortaron la cabeza.
Asimismo, expresó su temor de que otros 41 prisioneros, entre ellos insurgentes islamistas y civiles de esa aldea, hayan corrido la misma suerte.
Ajtarin figura entre las seis localidades en el noreste de la provincia de Alepo (norte de Siria) que fueron tomadas por el EI entre el martes y la el miércoles, tras duros enfrentamientos con otras organizaciones islamistas rivales.
Los yihadistas ocuparon las aldeas de Al Masudiya, Al Aziziya, Dubiq, Al Gour, Turkoman y Ajtarin, tras la retirada del Frente al Nusra -filial de la red terrorista Al Qaeda en Siria-, junto a otras facciones armadas islamistas.
Por otro lado, el EI lapidó a uno de sus combatientes de nacionalidad tunecina por haber violado a una joven desplazada desde la ciudad de Deir al Zur, según el OSDH.
Se trata del primer caso conocido en que el EI aplica a un hombre este tipo de ejecución, que se llevó a cabo en la ciudad de Al Mayadin y que es la tercera que realiza en las zonas sirias bajo su control.
El pasado 17 de julio, apedreó hasta morir a una viuda de 26 años en un mercado popular de la localidad de Al Tabaqa, provincia de Al Raqa (norte), tras ser encontrada culpable de cometer adulterio.
Un día después, lapidaron a otra mujer en un lugar público de la ciudad de Al Raqa, con piedras que los yihadistas trajeron en un vehículo, y ningún habitante local participó en la ejecución.
El EI controla Al Raqa y gran parte de Deir al Zur, donde varias tribus y organizaciones armadas le han jurado lealtad ante su poderío militar.
EFE
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