Los recatados llegaron a Lima y para recibir atención médica.
Llegaron a Lima las nueve personas, entre ellos tres niños, rescatados por las fuerzas del orden de un campamento de Sendero Luminoso en el Vraem y que prácticamente eran mantenidos como esclavos por dicho grupo terrorista.
Son cinco mujeres, un varón y tres niños, quienes llegaron al Grupo Aéreo Nº 8 a bordo de un avión de la Aviación Naval, para luego ser presentados por el viceministro de Políticas para la Defensa, Iván Vega, y altos mandos policiales y militares.
Las personas rescatadas responden a los nombres de Victoria Zevallos Azua (66), conocida como “Teófila”, Angélica Leguía Posada (67), conocida como “Maura”; María Chávez Velez (63), conocida como “Andrea”; Angélica Chávez Gloria y María Ugarte Zevallos, quienes desconocen su edad y fecha de nacimiento, pero son conocidas como “Angélica” y “Matilde”, respectivamente.
Asimismo, Vicente Díaz Cotsimeti, el único varón, quien también desconoce su edad y fecha de nacimiento, pero en el campamento terrorista era conocido como “Herminio”.
Los tres menores de edad, dos de seis años y uno de siete, son identificados con las iniciales “R”, “E” y “A”.
Todos ellos fueron puestos a disposición del Ministerio Público para coordinar la atención médica respectiva, y en el caso de los menores, pasar a un albergue infantil.
Según informaron las autoridades, algunos de los rescatados sufren de desnutrición y tuberculosis, producto de la falta de cuidado y de las duras condiciones de vida en poder de los terroristas.
“Piezas de recambio”
De acuerdo al propio viceministro Vega, estos peruanos padecieron la dramática situación de ser tratados como “piezas de recambio” de la maquinaria terrorista, sin que exista el más mínimo respeto por su dignidad.
Algunos fueron secuestrados hace 20 a 25 años, es decir, casi toda su vida la pasaron en el campamento. Las mujeres jóvenes, por ejemplo, solo servían con fines reproductivos, para alumbrar más “pioneritos”, como llaman a los niños en poder de los terroristas.
Las mujeres de edad avanzada, por su parte, son utilizadas para cuidar a los niños, cocinar, sembrar la chacra y otras labores domésticas.
Los menores, en cambio, eran adoctrinados en la ideología totalitaria y adiestrados desde pequeños en el uso de armas.
Además, apenas cumplían los 12 años, pasaban a integrar las columnas de combatientes de Sendero Luminoso.
El rescate
El rescate fue realizado por la Brigada Especial de Inteligencia, con participación del Ministerio Público, entre el 7 y 19 de agosto, en el denominado “Sector 5”, ubicado en la zona de Kapashi, distrito de Río Tambo, provincia de Satipo, región Junín.
Este sector era una zona de producción para abastecimiento logístico y de adoctrinamiento forzoso y entrenamiento de Sendero Luminoso, en la cual niños y adolescentes eran preparados para integrarse a las columnas terroristas.
Los ministerios de Defensa e Interior precisaron que el rescate se produjo luego del ingreso de patrullas combinadas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional que dispersaron a una columna senderista encargada de la conducción y seguridad del campamento.
En esta operación, además, las autoridades incautaron una escopeta calibre 12 en funcionamiento, un generador eléctrico manual, un equipo de comunicación radial, así como 71 municiones para fusil Galill.
Documentación incautada
También decomisaron documentación importante de Sendero Luminoso, cuadernos con títulos como “relación de masas”, “relación de pioneros”, con indicaciones de fechas de nacimiento; “relación de fallecidos”, y un cuaderno muy especial titulado “crítica y autocrítica”.
En este cuaderno, los terroristas evaluaban los golpes recibidos de las fuerzas del orden desde el año 2012, con los errores cometido y las sugerencias para superarlos.
Por los títulos de los cuadernos se colige que los sediciosos llevan un “registro civil” propio de su población, con fecha de nacimiento de los menores y relación de fallecidos, entre otros datos.
Todo este material incautado fue exhibido ante la prensa en el Grupo Aéreo Nº 8.
No obstante, lo más impactante fue observar las prendas con las que los terroristas vestían a los menores de edad recluidos en el campamento.
Tal como pudo ser comprobado, estos niños eran vestidos con ropa hecha de retazos, andrajosa y sucia, lo cual revela las terribles condiciones de vida a las que eran sometidos por los terroristas en sus cortos años de vida.
Las autoridades informaron que las operaciones combinadas en la zona continuarán hasta derrotar completamente a los remanentes terroristas.
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