Se cumplió el primer aniversario de que las fuerzas conjuntas de la Unión Africana y de Somalia forzaran la salida de los militantes islamistas de Al Shabab de la capital Mogadiscio.
La ciudad de Mogadiscio conmemoró el primer aniversario de la retirada de la capital del grupo radical islámico somalí Al Shabab, cuya ausencia ha dado paso a un intento de reconstrucción de la ciudad tras dos décadas de guerra.
Para que la reconstrucción de la ciudad se acelere, el responsable del Gobierno Federal de Transición somalí solicitó que las agencias humanitarias y los empresarios locales ayuden a la población, al tiempo que agradeció el apoyo internacional.
Aunque muchos de los edificios de la capital continúan en ruinas o directamente hechos escombros, se pueden observar algunas edificaciones restauradas o de nueva construcción.
El Aeropuerto Internacional Aden Abdule de Mogadiscio, por ejemplo, ha recibido un lavado de cara por cortesía de la Agencia de Cooperación Turca (TIKA), que se encarga ahora también de adecentar el esqueleto en que había quedado convertido el Parlamento.
No es el único indicador de que Mogadiscio trata de ponerse de nuevo en pie: las autoridades portuarias señalaron que las importaciones marítimas de materiales de construcción se han cuadruplicado en el último año.
En el mismo sentido, el responsable del hospital capitalino de OPD de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), Elias Biguma, aseguró que el número de heridos por causas relacionadas con la guerra se ha reducido en alrededor de un 75 por ciento.
Pero esta calma aparente no garantiza aún la seguridad: una bomba acabó el domingo con la vida de al menos dos somalíes y hirió a varias personas más en la capital, donde también fue asesinado el gerente del aeropuerto, Ibrahim Iman Halane, el pasado día 4.
Aunque ningún grupo se ha responsabilizado de los atentados, los milicianos de Al Shabab cometen ataques de manera casi rutinaria, aunque cada vez con un impacto más limitado.
La sensación de libertad tras la salida los radicales se perciben asimismo en la playa capitalina del Lido, donde cada viernes cientos de somalíes acuden a bañarse en las aguas del océano Índico.
Los fundamentalistas, que el pasado febrero anunciaron su unión formal con la red terrorista Al Qaeda, combaten desde 2006 al Gobierno Federal de Transición y a las fuerzas multinacionales de AMISOM para instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país.
Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados.
En la actualidad, Somalia está inmersa en un proceso político para terminar con la transición que debería concluir el próximo 20 de agosto con la elección de un nuevo presidente.
EFE
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