El héroe selvático saltó del papel a la gran pantalla donde se le pudo ver en medio centenar de películas.
Con más entusiasmo que afinación, algo de ronquera y algún gallo, los seguidores de Tarzán festejaron su centenario invocando su famosa llamada de la selva, la misma que popularizó Johnny Weissmuller en la década de 1930 y con la que hoy reclaman a gritos la vigencia de su héroe.
En un hotel de Los Ángeles, entre una jungla de asfalto y palmeras ornamentales, se celebró el concurso anual de alaridos de Tarzán, uno de los momentos más destacados de la convención "Dum dum" que año tras año reúne a los fanáticos del personaje más conocido de los creados por el novelista Edgar Rice Burroughs.
Más allá de la calidad del sonido, el modesto evento simbolizó una llamada de atención de quienes se resisten a que el paso del tiempo silencie el legado del hombre criado entre monos y ataviado con un simple taparrabos de piel, que se movía de liana en liana.
"Él era esencialmente un guerrero ecologista. Quería proteger los árboles, los animales, cosas que nos damos cuenta ahora que son importantes, como el calentamiento global, que no habrían pasado si Tarzán fuera el rey", dijo a Efe el nieto del autor, John Burroughs.
Tarzán, que significa "piel blanca" en el lenguaje simio de ficción, protagonizó 24 novelas desde que apareció por primera vez en octubre de 1912 en la revista "The all-story" con la historia "Tarzan of the apes: A romance of the jungle", y un siglo después atesora más de 100 millones de copias vendidas.
El héroe selvático saltó del papel a la gran pantalla donde se le pudo ver en medio centenar de películas, así como en 32 producciones de dibujos animados para la televisión y en 450 cómics.
Fue Johnny Weissmuller, nadador ganador de cinco oros olímpicos, quien inmortalizó físicamente al personaje que posteriormente encarnaron entre otros Christopher Lambert ("Greystoke: The legend of Tarzan, Lord of the apes", 1984), o Denny Miller, quien en 1959 hizo el "remake" de "Tarzan the ape man".
Miller, el Tarzán número doce, tiene hoy 78 años pero aún tiene fresco en la memoria el divertido el rodaje de aquel filme que resultó muy exigente físicamente.
"La mayoría de los actores que hicieron de Tarzán no solo eran atletas, eran de los mejores en su disciplina. Tuve que nadar, que es algo que hago muy bien, también gritar, pero sonaba como un gato herido así que acabaron editando eso y usando el alarido de Johnny Weissmuller", reconoció Miller a Efe.
EFE
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