Aunque no se trata de una secuela del clásico ´El exorcista´, la cinta espera revitalizar la trama de la posesión demoníaca y los límites de la ciencia y la religión.
"The Last Exorcism", una nueva trama de horror sobre el tema de la posesión y la locura, refleja a su modo un Estados Unidos "profundamente dividido", donde "nadie es capaz de escuchar el punto de vista del otro", valora su productor Eli Roth en entrevista con AFP.
Completamente distinta a "El exorcista" de 1973, "The Last Exorcism" no es de una secuela ni una nueva versión del clásico de William Friedkin.
Bajo la dirección del alemán Daniel Stamm, "The Last Exorcism" sigue los pasos del reverendo Cotton Marcus (Patrick Fabian) en Luisiana, y llega a las salas de Norteamérica el viernes, mientras recién llegará a México en octubre.
Predicador carismático y astuto, el personaje Marcus no cree en el demonio, pero sin ningún tipo de escrúpulos "exorciza" a cambio de algunos dólares a todos aquellos que piensan estar poseídos.
Atrapado por la culpa en su consciencia, el reverendo se prepara para dejar de mentir pero antes acepta realizar el último exorcismo delante de las cámaras de un equipo de documentalistas, donde descubrirá con la joven Nell Sweetzer (Ashley Bell) algo que hará temblar su concepción del bien y el mal.
La originalidad de la película se basa esencialmente sobre el cambio de papeles: el pastor defiende la ciencia y la medicina al aconsejarle a Nell una terapia psiquiátrica, mientras el padre de la joven se muestra convencido de que el comportamiento de su hija es obra del demonio.
"El reverendo y padre quieren ayudar a esta niña", dijo a AFP Eli Roth, productor de la película y director de "Cabin Fever" (2002) y "Hostel I y II" (2005 y 2007).
"Pero su incapacidad de comprender el punto de vista del otro, aunque sea un poco, provoca la catástrofe", indicó Roth. "Es lo que pasa hoy en día en Estados Unidos. Al salir de la película, la gente decía que eso les hacía pensar en el "impasse" en el que se encuentran los Republicanos y los Demócratas".
"Somos un país profundamente dividido. Ninguna de las dos partes tiene ganas de escuchar lo que dice el otro, y ninguna de las partes está seguro de tener razón sobre las posiciones asumidas. Todo se trata del que grite más fuerte", opinó el productor.
Eli Roth es parte de la galaxia de Quentin Tarantino, con quien comparte un conocimiento enciclopédico del cine y también integró el elenco de "Inglourious Basterds". El productor afirma que "hoy en día la gente se inclina hacia la religión en un grado que no se veía así desde hacía muchos años", y sostiene que el exorcismo está viento en popa.
"Creo que es porque el mal de hoy no tiene más un rostro, está en todas partes. Hace 75 años, sabíamos que era Hitler. Pero hoy, el demonio está en el terrorismo, en la codicia de las grandes empresas, en la corrupción de las autoridades", dijo.
Por ello, según Roth, el público sigue adorando las películas de terror, "porque es el último bastión de nuestra sociedad donde se permite aterrarse. Y por lo tanto tenemos miedos: ¿Voy a morir solo? ¿estar enfermo? ¿seré atacado por terroristas o me dará vuelta un auto?"
"No tenemos ninguna parte para expresar nuestros temores, porque no es socialmente aceptable. Ir a gritar a una película de terror, es para descargarse de nuestros terrores sin vergüenza alguna", agregó.
"The Last Exorcism" no se sirve de los efectos especiales o la sangre para atemorizar a la audiencia, es más bien la recreación de una sensación de realidad, a modo de documental, la que da miedo y resulta tan efectiva como lo comprobaron trabajos anteriores que usaron esta técnica como "Projet Blair Witch", "Paranormal Activity" y "Rec".
-AFP-
Completamente distinta a "El exorcista" de 1973, "The Last Exorcism" no es de una secuela ni una nueva versión del clásico de William Friedkin.
Bajo la dirección del alemán Daniel Stamm, "The Last Exorcism" sigue los pasos del reverendo Cotton Marcus (Patrick Fabian) en Luisiana, y llega a las salas de Norteamérica el viernes, mientras recién llegará a México en octubre.
Predicador carismático y astuto, el personaje Marcus no cree en el demonio, pero sin ningún tipo de escrúpulos "exorciza" a cambio de algunos dólares a todos aquellos que piensan estar poseídos.
Atrapado por la culpa en su consciencia, el reverendo se prepara para dejar de mentir pero antes acepta realizar el último exorcismo delante de las cámaras de un equipo de documentalistas, donde descubrirá con la joven Nell Sweetzer (Ashley Bell) algo que hará temblar su concepción del bien y el mal.
La originalidad de la película se basa esencialmente sobre el cambio de papeles: el pastor defiende la ciencia y la medicina al aconsejarle a Nell una terapia psiquiátrica, mientras el padre de la joven se muestra convencido de que el comportamiento de su hija es obra del demonio.
"El reverendo y padre quieren ayudar a esta niña", dijo a AFP Eli Roth, productor de la película y director de "Cabin Fever" (2002) y "Hostel I y II" (2005 y 2007).
"Pero su incapacidad de comprender el punto de vista del otro, aunque sea un poco, provoca la catástrofe", indicó Roth. "Es lo que pasa hoy en día en Estados Unidos. Al salir de la película, la gente decía que eso les hacía pensar en el "impasse" en el que se encuentran los Republicanos y los Demócratas".
"Somos un país profundamente dividido. Ninguna de las dos partes tiene ganas de escuchar lo que dice el otro, y ninguna de las partes está seguro de tener razón sobre las posiciones asumidas. Todo se trata del que grite más fuerte", opinó el productor.
Eli Roth es parte de la galaxia de Quentin Tarantino, con quien comparte un conocimiento enciclopédico del cine y también integró el elenco de "Inglourious Basterds". El productor afirma que "hoy en día la gente se inclina hacia la religión en un grado que no se veía así desde hacía muchos años", y sostiene que el exorcismo está viento en popa.
"Creo que es porque el mal de hoy no tiene más un rostro, está en todas partes. Hace 75 años, sabíamos que era Hitler. Pero hoy, el demonio está en el terrorismo, en la codicia de las grandes empresas, en la corrupción de las autoridades", dijo.
Por ello, según Roth, el público sigue adorando las películas de terror, "porque es el último bastión de nuestra sociedad donde se permite aterrarse. Y por lo tanto tenemos miedos: ¿Voy a morir solo? ¿estar enfermo? ¿seré atacado por terroristas o me dará vuelta un auto?"
"No tenemos ninguna parte para expresar nuestros temores, porque no es socialmente aceptable. Ir a gritar a una película de terror, es para descargarse de nuestros terrores sin vergüenza alguna", agregó.
"The Last Exorcism" no se sirve de los efectos especiales o la sangre para atemorizar a la audiencia, es más bien la recreación de una sensación de realidad, a modo de documental, la que da miedo y resulta tan efectiva como lo comprobaron trabajos anteriores que usaron esta técnica como "Projet Blair Witch", "Paranormal Activity" y "Rec".
-AFP-
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